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Verner von Heidenstam

Las columnas de nubes, que se habían hundido en la lejanía del mar, dormían ahora sobre las olas, y el aire era azul como en una fábula.

Verner von Heidenstam en Los paladines de Carlos XII (1898)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Citas similares

Junto al mar

Amarrados al mar,
tus sueños, llevados por las olas,
arriban a puertos desconocidos
en viaje sin retorno
del que no te puedes escapar.

Van quedando lejanas y pequeñas
-como los días que pasaron sin vivir-
las manos agitadas sobre el cantil
que fue la vida;

llegando las lágrimas al mar
surcando los deseos y las promesas
que fueron quedando amontonadas
como amontonados los recuerdos
de todo cuanto fuiste.

Te vas alejando, como tu historia,
como tu sombra y tus huellas,
te vas marchando y en aire
dejando olor a despedida;
aromas de sal que te llevan
dejándote aquí para siempre.

poema de Juan Antonio Pellicer en Letras de ParnasoInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
Añadido por Cornelia Păun Heinzel
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Regreso al mar

Siempre es el mar donde mejor se quiere,
fue siempre el mar donde mejor te quise;
al amor, como al mar, no hay quien lo alise
ni al mar, como al amor, quien lo modere.

No hay quien como la mar familiarice
ni quien como la ola persevere,
ni el que más diga en lo que vive y muere
nos dice más de lo que el mar nos dice.

Vamos de nuevo al mar; quiero encontrarte
la hora más azul para besarte
y el lugar más allá para quererte,

donde el agua es al par agua y abismo,
en la alta mar, en donde el aire mismo
se da un aire al amor y otro a la muerte.

poema de Andrés Eloy BlancoInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Yasunari Kawabata

Su serena respiración era más lenta que la de Eguchi. De vez en cuando el viento pasaba sobre la casa, pero ya no tenía el sonido de un invierno inminente. El bramido de las olas contra el acantilado se suavizaba al aproximarse. Su eco parecía llegar del océano como música que sonara en el cuerpo de la muchacha y los latidos de su pecho y el pulso de ella le servían de acompañamiento. Al ritmo de la música, una mariposa pura y blanca danzó sobre sus párpados cerrados. Retiró la mano de la muñeca de ella. No la tocaba en ninguna parte. Ni la fragancia de su aliento, ni de su cuerpo, ni de sus cabellos era fuerte.

Yasunari Kawabata en La casa de las bellezas durmientes (1961)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Nací a la orilla del mar, y he advertido que todos los grandes acontecimientos de mi vida han ocurrido junto al mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas. Nací bajo la estrella de Afrodita –Afrodita, que nació también del mar.

cita de Isadora DuncanInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Halldór Laxness

Pero la mujer siguió contemplando con silencio empecinado la melena del caballo, y una sombra cayó repentinamente sobre el valle de marjales, porque era uno de esos días de comienzos del verano que tienen rostros animados... blancas manadas de nubes cruzan el cielo como pensamientos y las sombras barren la tierra y arrebatan el sol a todo el valle, aunque las montañas que se yerguen en torno sigan bañadas en la luz del sol.

Halldór Laxness en Gente independiente (Sjálfstætt fólk) (1934)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Czesław Miłosz

El río, que viene de los bosques, gira aquí. Es domingo, las campanas de las iglesias del pueblo repican. Las nubes se acumulan, se dispersan, y de nuevo el cielo es azul.

Czesław Miłosz en Río Wilia, traducido por Sergio TrigánInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Federico García Lorca

Poema de la soledad

Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo,
tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo.

Es la niñez del mar y tu silencio
donde los sabios vidrios se quebraban,
es tu yerta ignorancia donde estuvo
mi torso limitado por el fuego.

Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.

Pensamiento de enfrente, luz de ayer,
índices y señales del acaso.
Tu cintura de arena sin sosiego
atiende sólo rastros que no escalan,
pero yo he de buscar por los rincones
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.

Allí, león, allí, furia del cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas;
allí, caballo azul de mi locura,
pulso de nebulosa y minutero,
he de buscar las piedras de alacranes
y los vestidos de tu madre niña,
llanto de media noche y paño roto
que quitó luna de la sien del muerto.

Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Alma extraña de mi hueco de venas,
te he de buscar pequeña y sin raíces,
¡Amor de siempre, amor, amor de nunca!
¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme.

No me tapen la boca los que buscan
espigas de Saturno por la nieve
o castran animales por un cielo,
clínica y selva de la anatomía.

Amor, amor, amor. Niñez del mar.
Tu alma tibia sin ti que no te entiende.
Amor, amor, un vuelo de la corza
por el pecho sin fin de la blancura.

Y tu niñez, amor, y tu niñez.
El tren y la mujer que llena el cielo,
Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.

poema de Federico García LorcaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Cornelia Păun Heinzel

Déjame

Déjame abrazar tu árbol preferido
y entonces veré tu rostro en la orilla del mar caminando en la arena de fino oro,
mientras los rayos de sol besan los hombros de las olas
tú verás como soy de hermosa.

Déjame abrazar tu árbol deseado
y entonces yo sentiré el calor del sol y de tu amor
desbordando caricias sobre mí
y yo irradiaré belleza y felicidad.

Déjame abrazar tu árbol querido
entonces la lluvia fluirá sobre nosotros
y sus gotas nos humedecerán la piel
hasta que ambos seamos el tronco del árbol del mundo.

poema de Cornelia Păun Heinzel en “Red y Acción“, Colombia, traducido por Alfredo CernudaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
Añadido por anónimo
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Novalis

El espíritu de Dios flota sobre las aguas y una isla celestial se hará visible primero cual morada de los nuevos hombres, cual cuenca de la vida eterna sobre las olas que refluyen.

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Frans Eemil Sillanpää

El sol se levantó poco después de las tres y escaló gradualmente hasta cubrir cientos y miles de kilómetros de ventanas, senderos y porches, hasta mirar el interior de las habitaciones donde seres humanos dormían en sus camas. También se elevó sobre los nidos de los pájaros, en donde se aseguraba que no había atmósfera de domingo, porque en ellos cada mañana, especialmente una soleada, era igualmente sagrada.

Frans Eemil Sillanpää en Silja (1931)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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William Shakespeare

Caballero: Los sombreros arrojados al aire, las manos y las lenguas le aplauden, llegando a las nubes la voz general que repite: Laertes será nuestro Rey, viva Laertes.

réplica en Hamlet, Acto IV, Escena 5 de William Shakespeare (1599), traducido por Inarco CelenioInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Rafael Alberti

Canción

Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.

Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.

Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazon un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento una vela!

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Valeriu Butulescu

Algunos hombres son como las naves, que sólo sobre el locho del mar encuentran la tranquilidad.

aforismo de Valeriu Butulescu, traducido por Ulises EstrellaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
Añadido por Simona Enache
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Marin Sorescu

Grupo

Llevaban un montón de tiempo conviviendo.
Y habían empezado a repetirse un poco:

Él era ella,
Y ella era él.

Ella era ella,
Y él, era ella también.

Ella a veces era o no era,
Entonces él llegaba a ser ellas,
O algo así, por el estilo.

Por la mañana sobre todo,
Hasta que conseguían terminar de deslindarse
Quién era quién,
Dónde empezaban y dónde acababan,
¡Por qué así y no de otro modo,
Perdían un sinfin de horas!
Pasaba el tiempo como por un río llevado.

Trataban hasta de besarse a veces,
Pero de pronto descubrían,
Que ambos eran ella.
Más fáciles de repetir.

Y asustados, se ponían, pues
A bostezar.
Era un bostezo así,
De lana suave
Que hasta se podía tricotar
De la siguiente forma:
Una de ellas bostezaba muy atenta,
Mientras la otra sujetaba el ovillo.

poema de Marin Sorescu, traducido por Catalina IliescuInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Gustavo Adolfo Bécquer

Rima XXXVIII

¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?

poema de Gustavo Adolfo Bécquer en Rimas (1871)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Reincorporación

De madrugada, al alba, eres despertado
y pones sobre ti la manta tirada
durante la noche como un vestido innecesario.

El proceso de la reincorporación es lento
o puede ser rápido, depende del impacto
con las ramas tembladoras de fuera.

Miras, juegas sobre los arrecifes de nubes,
con los rayos del sol, apresurados
por el polvo volador de los bemoles.

Los verbos vivos vuelan y ellos alrededor,
salen de la casa estática junto a ti,
con tus padres que se van a azadonar.

Caminas por senderos oscuros, húmedos,
pisas sobre espinas escondidas entre las hierbas
hasta que se te hinchan las plantas de los pies.

Dolor y camino, pasos rápidos, seguidos
por la respiración provocada por las labores,
manos de fata morgana que trabajan.

Desde aquí empieza el deslumbramiento del sol,
hasta que viene el almuerzo junto a tus padres
en el campo, a la sombra de una brisa.

La salida del cuerpo se hace como siempre,
de vuelta por los senderos conocidos,
cuando te pones el vestido de la noche.

Entonces sumerges tu cuerpo entre las mantas,
apoyando la frágil frente en el alto del cielo
y esperando que entre otro ente.

poema de Andrei LangaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Juan Ramón Jiménez

Domingo de primavera

Un pájaro, en la lírica calma del mediodía
Canta bajo los mármoles del palacio sonoro;
Sueña el sol vivos fuegos en la cristalería,
En la fuente abre el agua su cantinela de oro.

Es una fiesta clara con eco cristalino:
En el mármol el pájaro; las rosas en la fuente:
¡Garganta fresca y dura!; ¡azul, dulce, argentino
Llorar, sobre la flor satinada y reciente!

Es un ensueño real, voy, colmado de gracia.
Soñando, sonriendo, por las radiantes losas.
Henchida el alma de la pura aristocracia
Do la fuente, del pájaro, del olor de las rosas.

poema de Juan Ramón Jiménez en La soledad sonora (1911)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Giorgos Seferis

Deja ya de rondar el mar
y los pellejos de las olas empujando los navíos,
bajo el cielo estamos nosotros los peces
y los árboles son las algas.

Giorgos Seferis en Planes para un veranoInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Miguel Ángel Asturias

Se iba apagando el día entre las piedras húmedas de la ciudad, a sorbos, como se consume el fuego en la ceniza. Cielo de cáscara de naranja, la sangre de las pitahayas goteaba entre las nubes, a veces coloreadas de rojo y a veces rubias como el pelo del maíz o el cuero de los pumas.

Miguel Ángel Asturias en Leyendas de Guatemala (1930)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Richard Bach

La nube ignora por qué se desplaza en una determinada dirección, y a una velocidad específica. Siente un impulso... Ese es el rumbo del momento. Pero el cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás de todas las nubes, y tu también las conocerás cuando te eleves a la altura indispensable para ver más allá de los horizontes.

cita de Richard BachInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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