Junto al mar
Amarrados al mar,
tus sueños, llevados por las olas,
arriban a puertos desconocidos
en viaje sin retorno
del que no te puedes escapar.
Van quedando lejanas y pequeñas
-como los días que pasaron sin vivir-
las manos agitadas sobre el cantil
que fue la vida;
llegando las lágrimas al mar
surcando los deseos y las promesas
que fueron quedando amontonadas
como amontonados los recuerdos
de todo cuanto fuiste.
Te vas alejando, como tu historia,
como tu sombra y tus huellas,
te vas marchando y en aire
dejando olor a despedida;
aromas de sal que te llevan
dejándote aquí para siempre.
poema de Juan Antonio Pellicer en Letras de Parnaso
Añadido por Cornelia Păun Heinzel
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Citas similares
En los pasos que no di ©
En los pasos que no di
fueron quedando las promesas
que siempre quise cumplir;
quise volar y el silencio hecho tiempo
dueño de todos los momentos
se hizo muro insuperable
donde sólo las anónimas sombras
–anárquicas en su fe- llegaban
y mirándome, desafiantes desaparecían.
En los pasos que no di
los cuerpos fueron quedando sin abrazos,
y las caras –pintadas con el asombro de la bruma-
no decían nada, perdieron la voz…
… perdieron la vida;
el silencio lo fue todo
y el mío quedó sin dueño
en el universo donde sólo existe el pasado,
porque el mañana también había que inventarlo.
En los pasos que no di
se confundieron los murmullos,
y el canto alegre que llevaba la mañana
se hacía esperar…
… y no llegaba;
miraba entre las montañas,
y buscaba entre las olas;
me dejaba arrastrar por el viento
sintiendo los aromas imposibles
de lo que nunca –eterna duda- quizá sucedió.
En los pasos que no di
…acaso para siempre me perdí.
©Jpellicer
poema de Juan Antonio Pellicer (junio 2014)
Añadido por anónimo
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Sueños
Cuando el párpado superior del ojo,
consuele al inferior
con las pestañas entrelazadas,
será capaz de discernir el futuro
como un sueño indefinido
y de describir el destino con tus propias manos,
te envolverán los sueños
con las hadas bordando tus pensamientos,
sueños que volarán con las alas extendidas hasta el infinito
como dos líneas paralelas que nunca se tocan.
Pensamientos recién nacidos
como la diosa Afrodita, como la espuma del mar,
jirones de esperanza, de confianza
flotando implacables en la nada
sin ser arrojados en el abismo del olvido.
Y juntos, los recuerdos, velos en tonalidades rosadas
colores que dan sentido al presente,
ríos de lágrimas
de los que brota, caóticamente, la savia el futuro.
Cuándo la imaginación ya no te pueda ayudar
abre los ojos y verás que nada es lo que parece,
luego pregúntate a ti mismo
sobre ese futuro que te espera con confianza…
poema de Cornelia Păun Heinzel en Poesia extranjera español (18 abril 2014), traducido por Alfredo Cernuda
Añadido por Cornelia Păun Heinzel
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El mar también elige puertos donde reír como los marineros. El mar de los que son. El mar también elige puertos donde morir. Como los marineros. El mar de los que fueron.
Miguel Hernández en Cancionero y romancero de ausencias (1958)
Añadido por Dan Costinaş
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Las columnas de nubes, que se habían hundido en la lejanía del mar, dormían ahora sobre las olas, y el aire era azul como en una fábula.
Verner von Heidenstam en Los paladines de Carlos XII (1898)
Añadido por Dan Costinaş
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Reincorporación
De madrugada, al alba, eres despertado
y pones sobre ti la manta tirada
durante la noche como un vestido innecesario.
El proceso de la reincorporación es lento
o puede ser rápido, depende del impacto
con las ramas tembladoras de fuera.
Miras, juegas sobre los arrecifes de nubes,
con los rayos del sol, apresurados
por el polvo volador de los bemoles.
Los verbos vivos vuelan y ellos alrededor,
salen de la casa estática junto a ti,
con tus padres que se van a azadonar.
Caminas por senderos oscuros, húmedos,
pisas sobre espinas escondidas entre las hierbas
hasta que se te hinchan las plantas de los pies.
Dolor y camino, pasos rápidos, seguidos
por la respiración provocada por las labores,
manos de fata morgana que trabajan.
Desde aquí empieza el deslumbramiento del sol,
hasta que viene el almuerzo junto a tus padres
en el campo, a la sombra de una brisa.
La salida del cuerpo se hace como siempre,
de vuelta por los senderos conocidos,
cuando te pones el vestido de la noche.
Entonces sumerges tu cuerpo entre las mantas,
apoyando la frágil frente en el alto del cielo
y esperando que entre otro ente.
poema de Andrei Langa
Añadido por Dan Costinaş
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Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente.
cita de Stendhal
Añadido por Dan Costinaş
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El agujero negro
Antes de nada va a desaparecer la gente,
(los ciegos van a irse los últimos de aquí),
luego las demás criaturas y los objetos
se van a partir en pequeñas partes
y todas estas cosas juntas
las va a tragar el espacio, exactamente
El agujero negro de la galaxia que se acerca.
Nos vamos a encontrar al otro lado del vórtice
(siendo los ciegos los últimos en llegar allá),
donde las cosas van a recuperar sus formas
y cada hombre o criatura
va a restablecer su cuerpo, como un puzzle,
pero ellos ya no van a tener ningún contenido
y se van a quedar para siempre sin sepultura.
poema de Andrei Langa
Añadido por Dan Costinaş
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Regreso al mar
Siempre es el mar donde mejor se quiere,
fue siempre el mar donde mejor te quise;
al amor, como al mar, no hay quien lo alise
ni al mar, como al amor, quien lo modere.
No hay quien como la mar familiarice
ni quien como la ola persevere,
ni el que más diga en lo que vive y muere
nos dice más de lo que el mar nos dice.
Vamos de nuevo al mar; quiero encontrarte
la hora más azul para besarte
y el lugar más allá para quererte,
donde el agua es al par agua y abismo,
en la alta mar, en donde el aire mismo
se da un aire al amor y otro a la muerte.
poema de Andrés Eloy Blanco
Añadido por Dan Costinaş
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¿Cuándo, ¡oh traidor!, respondí a tus ruegos con alguna palabra o señal que pudiese despertar en ti alguna sombra de esperanza de cumplir tus infames deseos? ¿Cuándo tus amorosas palabras no fueron deshechas y reprehendidas de las mías con rigor y con aspereza? ¿Cuándo tus muchas promesas y mayores dádivas fueron de mí creídas ni admitidas?
Miguel de Cervantes Saavedra en El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605)
Añadido por Dan Costinaş
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Canción de Otoño en Primavera
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Plural ha sido la celeste
historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este
mundo de duelo y de aflicción.
Miraba como el alba pura;
sonreía como una flor.
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño.
Ella, naturalmente, fue,
para mi amor hecho de armiño,
Herodías y Salomé...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Y más consoladora y más
halagadora y expresiva,
la otra fue más sensitiva
cual no pensé encontrar jamás.
Pues a su continua ternura
una pasión violenta unía.
En un peplo de gasa pura
una bacante se envolvía...
En sus brazos tomó mi ensueño
y lo arrulló como a un bebé...
Y te mató, triste y pequeño,
falto de luz, falto de fe...
Juventud, divino tesoro,
¡te fuiste para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasión;
y que me roería, loca,
con sus dientes el corazón.
Poniendo en un amor de exceso
la mira de su voluntad,
mientras eran abrazo y beso
síntesis de la eternidad;
y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Edén,
sin pensar que la Primavera
y la carne acaban también...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
¡Y las demás! En tantos climas,
en tantas tierras siempre son,
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazón.
En vano busqué a la princesa
que estaba triste de esperar.
La vida es dura. Amarga y pesa.
¡Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...
¡Mas es mía el Alba de oro!
poema de Rubén Darío (1905)
Añadido por Dan Costinaş
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Canción del pirata
Con diez cañones por banda,
Viento en popa a toda vela,
No corta el mar, sino vuela,
Un velero bergantín:
Bajel pirata que llaman,
Por su bravura el Temido,
En todo mar conocido
Del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
En la lona gime el viento,
Y alza en blando movimiento
Olas de plata y azul;
Y ve el capitán pirata,
Cantando alegre en la popa,
Asia a un lado; al otro, Europa;
Y allá, a su frente, Estambul.
Navega, velero mío,
Sin temor;
Que ni enemigo navío,
Ni tormenta, ni bonanza,
Tu rumbo a torcer alcanza,
Ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
Hemos hecho
A despecho
Del inglés,
Y han rendido
Cien naciones
Sus pendones
A mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
Allá muevan feroz guerra
Ciegos reyes
Por un palmo más de tierra;
Que yo tengo aquí por mío
Cuanto abarca el mar bravío,
A quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa
Sea cualquiera,
Ni bandera
De esplendor
Que no sienta
Mi derecho
Y de pecho
A mi valor.
Que es mi barco mi tesoro
A la voz de ¡Barco viene!
Es de ver
Cómo vira y se previene
A todo trapo escapar;
Que yo soy el rey del mar,
Y mi furia es de temer.
En las presas
Yo divido
Lo cogido
Por igual;
Sólo quiero
Por riqueza
La belleza
Sin rival.
Que es mi barco mi tesoro
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
No me abandone la suerte
Y al mismo que me condena
Colgaré de alguna antena,
Quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿Qué es la vida?
Por perdida
Ya la di,
Cuando el yugo
Del esclavo
Como un bravo
Sacudí.
Que es mi barco mi tesoro
Son mi música mejor
Aquilones;
El estrépito y temblor
De los cables sacudidos,
Del negro mar los bramidos
Y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
Al son violento
Y del viento
Al rebramar
Yo me duermo
Sosegado,
Arrullado
Por la mar.
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
poema de José de Espronceda
Añadido por Dan Costinaş
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Soy…
Soy la gaviota que vuela siempre al sol,
soy la eólica qué te toca con su trenzas rubias
y el rayo del sol que te besa con labios ardientes.
Soy el hilo de arena que se escurre entre tus dedos,
soy la onda salvaje que danza a tu alrededor
y la perla solitaria dentro la concha de una playa.
Soy el niño que construye Castillos de arena
sin pensar que los aplastarán alguna vez,
y la eterna idealista que te ha encumbrado en sus sueños.
Soy la brisa del mar que te acaricia con sus manos,
soy la paz de el horizonte que se estira al infinito
y la canción de las sirenas que te seducen en el amplio mar.
Soy las flores de naranja que te abrazan con su perfume
soy el cielo tranquilo sin ninguna nube
y el zumbido del universo nuevo que has descubierto.
Soy...
poema de Cornelia Păun Heinzel en Antologia de la poesia universal “Arte poética - Rostros y versos“, El Salvador (2014), traducido por Alfredo Cernuda
Añadido por anónimo
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Rima XXXVIII
¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?
poema de Gustavo Adolfo Bécquer en Rimas (1871)
Añadido por Dan Costinaş
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También existen ruinas vivientes, que arrastran en pos de sí un mundo de gloriosos y tristes recuerdos y que aparecen tan aisladas en medio de los hombres nuevos como si bogasen sobre las olas misteriosas de mares desconocidos o habitasen en medio de los yermos de la Tebaida.
Rosalía de Castro en Ruinas (1866)
Añadido por Dan Costinaş
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Hoy leí bien a Maquiavelo. Por primera vez me atrapó realmente. Leo sus libros con frialdad y sin amargura. Me llama la atención que Maquiavelo estudie el poder del mismo modo como yo estudio a las multitudes: consideramos el objeto de nuestro estudio sin prejuicios. Las ideas de Maquiavelo nacen de su trato personal con los poderosos y de sus lecturas. Lo mismo puede decirse, mutatis mutandis, de mi proyecto. Como todo individuo de nuestro tiempo, conozco toda la variedad de las multitudes. En una lectura sin fin, intento obtener una idea de las multitudes lejanas y cercanas.
Elias Canetti en Notas (1948)
Añadido por Dan Costinaş
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Red cautivadora
En la extensión mojada,
lejos de las habitaciones y las leyes,
desveló el nuevo día,
alto ya el sol, una congoja
de salinas y esteros (charcos) extasiados, de rostros
quemados en el mar, de vida quieta
y esperante, bajo la luz del Sur.
Había una charca negra. Los cardúmenes (bancos de peces),
desposeídos antes de su casa sin límite,
arreados más tarde
por las grandes cuadrículas amargas de la sal,
giraban en silencio; hacia la superficie
se conmovió lo negro de repente
en vastos y callados remolinos, como si contuviera
una culpa incallable, mas no llegó a brillar
un anhelante lomo que del aire
lo esperase aún todo.
Hundiéndose hasta el pecho entonces
en los limos (lodales) inmemoriales,
un hombre, cinco, siete, trabaron ya las aguas,
las mallas, las señales
del terror; todo comenzó a hervir
y el estéril fragor de los saltos subía,
en columna de cuerpos traicionados,
hasta colmar la oscura lancha, las riberas,
el húmedo y desierto amanecer.
Cuánta vida acosada,
pugnando por salvarse, debatía
una batalla desoída y múltiple
de vanas contorsiones, inútiles
maniobras, intentos
contra la trampa última,
sólo a una anticipada muerte conducentes.
poema de Fernando Quiñones
Añadido por Dan Costinaş
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Balada del fino amor
«Voi che sapete ragionar d’amore, udite la ballata mia pietosa.» ~ Dante
Bajo el remoto azul de un cielo en calma,
y al susurrar de la alameda umbría,
para tu elogio he de contar un día
cómo fue que el amor nos llegó al alma.
Cómo fue…¿Pero acaso, no es sabido
el modo de venir que tiene el ave,
cuando recobra, peregrina y suave,
la solitaria intimidad del nido?
O alguien ignora lo que pasa, cuando
la luna de las flébiles congojas,
a través de las almas y las hojas,
derrama sombra y luz, como llorando?
Y habrá quien no haya visto en un inerte
crepúsculo, de gélidos candores,
caer las violetas ulteriores,
de las lánguidas manos de la muerte?
poema de Leopoldo Lugones
Añadido por Paul Abucean
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Luna enemiga
Como al chocar los astros contra mi pecho no veía,
fui hundiéndome de espaldas en los cielos pasados.
Diez reyes del otoño contra mí se rebelaron.
Ángeles y traiciones siempre aceleran las caídas.
Una hoja, un hombre.
En tu órbita se quemaba mi sangre, luna enemiga.
Salvadme de los años en estado de nebulosa,
de los espejos que pronuncian trajes y páginas desvanecidos,
de las manos estampadas en los recuerdos que bostezan.
Huid.
Nos entierran en viento enemigo.
Y es que mi alma ha olvidado las reglas.
poema de Rafael Alberti en Sobre los ángeles (1929)
Añadido por Dan Costinaş
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Él no está por ti
Él no esta por ti,
buena amiga tímida,
Él te mira así...
sin saber por qué.
Ella y tú que va,
buen amigo y nada más.
Ella sin dudar
lo comprende todo.
Y será un amor
como escondido entre los dos.
Porque entre gestos y palabras
sentiréis que el corazón se para.
Sin notar el ruido de la gente alrededor,
dejando irse los minutos y los días
en compañía.
Háblale de ti
sin temor a qué decir,
dile aquello que
ha nacido en ti.
Y será un amor
como querais vosotros dos.
Habrá palabras siempre bellas,
días llenos de emociones nuevas.
Ojos de mirada enamorada que darán
envidia al sol de vuestras tardes sin edad.
Pero escuchadme,
qué fácil es hacerse daño,
aunque no quiera nadie,
cuando el amor está empezando.
Él no esta por ti,
buena amiga tímida,
Él no esta por ti,
el amor naciendo, sí.
canción interpretada por Laura Pausini
Añadido por Simona Enache
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Nací a la orilla del mar, y he advertido que todos los grandes acontecimientos de mi vida han ocurrido junto al mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas. Nací bajo la estrella de Afrodita –Afrodita, que nació también del mar.
cita de Isadora Duncan
Añadido por Dan Costinaş
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