Recuerdo haber atravesado cierta noche París en el preciso momento en que eran encendidos los faroles callejeros, en uno de esos trepidantes vehículos que nadaba como una enorme ballena a través de las sombras que se espesaban.
Louis Aragon en Los viajeros de la Imperial (1942)
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Citas similares
H.o.
En cierta calle hay cierta firme puerta
con su timbre y su número preciso
y un sabor a perdido paraíso,
que en los atardeceres no está abierta
a mi paso. Cumplida la jornada,
una esperada voz me esperaría
en la disgregación de cada día
y en la paz de la noche enamorada.
Esas cosas no son. Otra es mi suerte:
Las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.
poema de Jorge Luis Borges en El oro de los tigres (1972)
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Entonces
Entonces no hubo hombres ni mujeres
Sino la carne sola,
Sombras enfurecidas luchando en las paredes
Que de a ratos liberan un quejido
A través de la cal y de la piedra
Y sudan como madera de pino
Algo que parece pero no es sangre.
Con cada nueva gota
Deja el muro una sombra.
Todo se calma
Hasta que otra se alista,
Lucha e imprime su marca de sangre en la pared.
Y eso es todo, la sangre lo es.
De haber mujeres habrían llorado
La pobre sangre indeseada, sin dueño,Blanca como una frase que se olvida.
El muro está embrujado
Por mudas maternales presencias que al gemir
Agitan y estremecen la pared y las sombras
Como si la violencia de la muerte fuera a morir.
poema de Edwin Muir, traducido por Javier Foguet
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Según el magistrado, eran numerosas las ocasiones en las que las pruebas que podían delatar un crimen permanecían ocultas en las heridas, y para descubrirlas era preciso conocerlas y estudiarlas, no como un juez, sino como un cirujano.
Antonio Garrido en El lector de cadáveres (2011)
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Pero la mujer siguió contemplando con silencio empecinado la melena del caballo, y una sombra cayó repentinamente sobre el valle de marjales, porque era uno de esos días de comienzos del verano que tienen rostros animados... blancas manadas de nubes cruzan el cielo como pensamientos y las sombras barren la tierra y arrebatan el sol a todo el valle, aunque las montañas que se yerguen en torno sigan bañadas en la luz del sol.
Halldór Laxness en Gente independiente (Sjálfstætt fólk) (1934)
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Como la perla de rocío
Sobre la hierba de mi jardín
En las sombras de la noche,
Dejaré de ser.
tanka de Kasa no Iratsume
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O por mejor decir, toda su persona era una mueca. Una enorme cabeza herizada de cerdas rojas, una joroba inmensa entre los hombros cuya superabundancia se echaba de ménos en la delantera del cuerpo; un sistema de muslos y de piernas tan singularmente disparatado, que no podian tocarse mas que por las rodillas, y que vistas de frente, parecian dos hoces reunidas por el puño; anchos pies y monstruosas manos; y en medio de aquella disformidad, cierto aire temible de fuerza, valor y agilidad, rara excepcion de la regla eterna que quiere que la fuerza, como la hermosura, resulte de la armonia: tal era el papa que acababan de elegir los locos.
Victor Hugo en Nuestra Señora de París (1831)
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Cierta vez encontró la reproducción de un grabado, El infierno de la soledad, y la observó con curiosidad. Se trataba de un hombre flotando inestable en el aire, con sus ojos abiertos por el terror, pero el espacio que lo rodeaba, lejos de ser vacío, era una serie de sombras semitransparentes de muertos que impedían cualquier movimiento del hombre. Los muertos, cada uno con diferente expresión, parecían empujarse unos a otros mientras hablaban incesantemente al hombre.
Kobo Abe en La mujer de la arena (1962)
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Son
Si es
aplastado en las sombras de los pasos
las lágrimas de tristeza,
el alma sin esperanza
momento y no me olvido.
Si es
en el corazón de lo que quieren
amanecer y el atardecer.
Si es
así que puede brillar
tan alto estrellas arco.
Si es
Tuve momentos de amor,
desea al menos una vez
Si es
a querer ser yo,
un hombre... corazón no de piedra.
poema de Rodica Elena Lupu en ¿Cuanto tiempo queda? (2010), traducido por Gabriela Căluţiu Sonnenberg
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Ningún Forsyte ha dado nunca una comida sin proveer una espalda de cordero. Hay algo en su suculenta solidez que la hace apropiada para gente de cierta posición. Es alimenticia y de buen sabor, el tipo de cosa que los hombres recuerdan haber comido; tiene pasado y futuro, tal cual como un deposito hecho en un banco, y además es algo de lo que se puede discutir.
John Galsworthy en El propietario (1906)
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El silencio y el ala
El silencio inerte,
la calma de un viento inanimado,
las langostas en los campos, incluso están mudas,
la cavidad del cielo es mate,
el horizonte negro, estrecho, sin entradas,
volcado allí a donde vuelve, como un cripta.
Nosotros dos alargados en las sombras de una vieja pared,
nuestra sombra extendida,
envueltos en el tormento.
Inesperadamente,
una estrella sola echa hojas en el cielo
y parpadea la pluma de un pájaro solitario en el apático silencio.
Yo susurré, amiga mía; pide a Nuestro Señor
y ruégale que disperse en nuestras sombras
el pálpito de la vida
de nuevo.
poema de Saleh Abd Al-Sabur en Los sueños del viejo jinete (1964), traducido por Manuel Jiménez Lucena
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La casada infiel
Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapan
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la llevé al río.
Con el aire se batían
las espaldas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río
poema de Federico García Lorca en Romancero Gitano (1928)
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A veces en el silencio de la noche, todos sus recuerdos le eran devueltos con la plenitud de una canción de infancia... En la soledad, nadie escapa a los recuerdos.
cita de Antoine de Saint-Exupéry
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¿Qué es el dibujo? ¿Cómo se puede aprender? Es trabajar a través de un invisible muro de hierro que parece interponerse entre lo que uno siente y lo que uno puede hacer.
cita de Vincent Van Gogh
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Diariamente escuchamos las monedas sonoras que nos han dado y jugamos con el dedo-cantor de la mano izquierda. Intercambiamos monedas de diferentes nombres: y nos las jugamos por todo lo que entrañan, y aunque una dyma apenas pesa un grano, juega como un grillo en cada mano balanceándose en esta tierra de los placeres. Agujeros desconocidos podían verse en el espacio pero, ya que eran inapropiados para el programa de nuestra jornada, rápidamente eran olvidados.
Harry Martinson en Aniara (1956)
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Por más que animes tanto como quieras a alguien que tiene los ojos vendados a mirar a través de la venda, no verá jamás. No empezará a ver mas que desde el momento en que se quite la venda.
Franz Kafka en El castillo (1922)
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En paz, la hostilidad de los hombres entre sí se muestra a través de creaciones en vez de mostrarse a través de destrucciones, como sucede en la guerra.
cita de Paul Valéry
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No soy aficionado a prodigarme elogios a mí mismo; pero si hablo de este modo, es porque es la pura verdad; soy uno de esos que han conducido las mejores manadas de esclavos, no sólo una vez, sino ciento; y siempre los he vuelto gordos y con buena salud, no habiéndose muerto más que uno que otro, esto lo debo a mi humanidad.
Harriet Beecher Stowe en La cabaña del tío Tom (1852)
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Los perros han mordido el barro. Yo no había oído jamás la expresión, me parecía ver a los perros, especie de criaturas infernales míticas, sus hocicos orlados de carmín, sus dientes fríos y blancos de lobos que mastican el barro negro en las tinieblas de la noche, un recuerdo quizás, los perros que devoran limpiando y arrasando: ahora era gris y nos destrozábamos los pies corriendo, con retraso como siempre, por la prisa de la madrugada.
Claude Simon en El camino de Flandres (1960)
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Tiempo
Cada momento tiene su propio significado
Para mí, para ti, para él.
En cada momento ocurre una gran acción
Para mí, para ti, para él.
Cada momento es decisivo
Para mí, para ti, para él.
Cada momento puede cambiar tu vida
Hoy, mañana, pasado mañana, para siempre.
Lo bueno, lo malo, o la nada
Por un solo instante
Te puedes convertir en uno rey
Cerca de mí, de ti, cerca de todo.
En un momento
Puedes perderlo todo, poco o nada...
poema de Cornelia Păun Heinzel en Poesía Extranjera en Español (12 enero 2014), traducido por Alfredo Cernuda
Añadido por Cornelia Păun Heinzel
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Llega un momento en que el reloj o el calendario mata toda esperanza; a cierta hora suena la alarma, que ya no es un timbre o una campana, sino una voz interna, un grito que dice dum tacet clamat, todo se ha perdido.
David Toscana en Duelo por Miguel Pruneda (2002)
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