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Federico García Lorca

Reyerta

En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carreta de la muerte.

El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
-Señores guardias civiles;
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.

La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae
desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.

poema de Federico García Lorca en Romancero Gitano (1928)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Rafael Alberti

Luna enemiga

Como al chocar los astros contra mi pecho no veía,
fui hundiéndome de espaldas en los cielos pasados.
Diez reyes del otoño contra mí se rebelaron.
Ángeles y traiciones siempre aceleran las caídas.
Una hoja, un hombre.
En tu órbita se quemaba mi sangre, luna enemiga.

Salvadme de los años en estado de nebulosa,
de los espejos que pronuncian trajes y páginas desvanecidos,
de las manos estampadas en los recuerdos que bostezan.
Huid.
Nos entierran en viento enemigo.

Y es que mi alma ha olvidado las reglas.

poema de Rafael Alberti en Sobre los ángeles (1929)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Sangre

En el pueblo donde la sangre está por correr
por los caminos y por los barrios
desde las colinas hacia al valle,
por los barrancos y por los arroyos.

En el pueblo donde la sangre se agita
en las fuentes profundas, cavadas en rocas
por debajo de los robles prometidos por un rey
a los campesinos agotados en el campo.

Escucha ahora como gime el cielo
de sangre angélica imbuido:
tapa la tumba con el trigo antiguo,
que no salga la sangre a la superficie.

poema de Andrei LangaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Luna (only you can hear my soul)

Luna tu
cuantos son los cantos que escuchaste ya
cuantas las palabras dichas para ti
que han surcado el cielo solo por gozar
una noche el puerto de tu soledad

Los amantes se refugian en tu luz
sumas los suspiros desde tu balcon
y enredas los hilos de nuestra pasion
luna que me miras ahora escuchame

(only you can hear my soul)

Luna tu,
sabes el secreto de la eternidad
y el misterio que hay detras de la verdad
guiame que a ti mi corazon te oye
me siento perdido y no se..

No se que hay amores
que destruyen corazones
como un fuego que todo lo puede abrazar

Luna tu,
alumbrando el cielo y su inmensidad
en tu cara oculta que misterio habra
todos escondemos siempre algun perfil

Somos corazones bajo el temporal
angeles de barro que deshace el mar
sueños que el otoño desvanecera
hijos de esta tierra envuelta por tu luz
hijos que en la noche vuelven a dudar

Que hay amores
que destruyen corazones
como el fuego que todo lo puede abrazar
Pero hay amores
dueño de nuestras pasiones
que es la fuerza que al mundo
siempre hara girar

(only you can hear my soul)

canción interpretada por Alessandro SafinaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
Añadido por Simona Enache
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Federico García Lorca

La casada infiel

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.

En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.

El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.

Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.

Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.

Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.

Sus muslos se me escapan
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.

Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.

No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.

Sucia de besos y arena,
yo me la llevé al río.
Con el aire se batían
las espaldas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río

poema de Federico García Lorca en Romancero Gitano (1928)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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William Shakespeare

Mercutio: ¡Ah, pobre Romeo! Él, que ya está muerto, traspasado por los ojos negros de una moza blanca, el oído atravesado por canción de amor, el centro del corazón partido por la flecha del niño ciego. ¿Y él va a enfrentarse a Tebaldo?

réplica en Romeo y Julieta de William Shakespeare (1597)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Neil Simon

Cuando sus 100 grados en Nueva York, sus 78 en Los Angeles. Cuando están sus 10 grados en Nueva York, están sus 78 en Los Angeles. Hay dos millones de personas interesantes en Nueva York. Hay 78 en Los Ángeles.

cita de Neil SimonInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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William Butler Yeats

Los cisnes salvajes de Coole

Los árboles están en plena belleza otoñal,
y los senderos del bosque están secos,
en el crepúsculo de octubre el agua
refleja un cielo quieto;
sobre el agua que desborda las piedras
hay cincuenta y nueve cisnes.

Diecinueve otoños me cayeron encima
desde la primera vez que los contara;
y vi, mucho antes de haber terminado
que todos de repente vuelo alzaban
dispersándose en grandes anillos rotos
en revuelo de alas clamorosas.

Yo apreciaba esas criaturas brillantes
y hoy mi corazón está dolido.
Todo cambió desde que, al oír en el ocaso,
por primera vez en esta costa
sobre mi cabeza el tañer de sus alas
con paso más ligero caminara.

Frescos aún, amante con amante,
chapotean en las frías
y afables corrientes o por el aire ascienden.
Sus corazones no han envejecido;
vagan a su antojo, pues pasión o conquista
aún los esperan.

Flotan ahora sobre el agua tranquila,
misteriosos y bellos.
¿Entre qué juncos se asentarán,
al borde de cuál lago o estanque
deleitarán los ojos de los hombres
cuando despierte yo algún día
para descubrir que se han volado?

poema de William Butler Yeats, traducido por Delia PasiniInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Valeriu Butulescu

De las garras del diablo me escapé fácilmente. Pero ¿cómo puedo liberarme del abrazo de los angeles?

aforismo de Valeriu Butulescu, traducido por Ulises EstrellaInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Sam Shepard

Quería hablar consigo mismo pero se lo impidió la quietud del espacio. Se quedó escuchándolo. Un ave de rapiña nocturna. Mugido de reses. El bello gemido de un diesel Kenworth. Imaginó las dos ciudades simultáneamente, como si colgaran de los brazos extendidos de las nubes anaranjadas. Suspendidas. La pequeña San Francisco oscilando al norte: inocente, rica y un poco boba. Al sur, la reptante y demente serpiente de Los Angeles.

Sam Shepard en Crónicas de Motel (1982)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Entonces

Entonces no hubo hombres ni mujeres
Sino la carne sola,
Sombras enfurecidas luchando en las paredes
Que de a ratos liberan un quejido
A través de la cal y de la piedra
Y sudan como madera de pino
Algo que parece pero no es sangre.

Con cada nueva gota
Deja el muro una sombra.
Todo se calma
Hasta que otra se alista,
Lucha e imprime su marca de sangre en la pared.
Y eso es todo, la sangre lo es.
De haber mujeres habrían llorado
La pobre sangre indeseada, sin dueño,Blanca como una frase que se olvida.
El muro está embrujado
Por mudas maternales presencias que al gemir
Agitan y estremecen la pared y las sombras
Como si la violencia de la muerte fuera a morir.

poema de Edwin Muir, traducido por Javier FoguetInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Fernando Quiñones

Música Final

No la razón del piano: las del hombre
te condujeron desde que eras niño
y entre la fría luz de la patria angustiada
a la que no habías de volver.

Ya entonces intuiste la caediza
ráfaga del amor, la carrera del tiempo,
los impuros motivos del tambor y las armas,
la soledad en que, como con el regalo
de un dios inexorable,
se mueve nuestra vida hacia su término.

Ya retenías aquello en el sollozo,
más viril y más tierno, de las cuerdas.

Ya eras del todo y para siempre tú,
testigo y mensajero, condolido inventor
de una esperanza para los humanos
o de aquel llanto en luz con que creerla.

Polkas y baladas, las amargas
delicias de un nocturno, los estudios
por los que nieve y fuego, o muerte y vida,
se entrecruzan temblando,
eran emanación de aquella fuerza
con la que el corazón del universo,
cuanto nos ilumina y abandona,
expresión te pedían, ser fijados
de alguna forma, a salvo de tu muerte.

Eso te desgarró y nos dio tu música:
tu palabra de hombre
de una vida más vasta y más completa.

poema de Fernando QuiñonesInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Miguel de Cervantes Saavedra

Con estas y con otras leyes y estatutos nos conservamos y vivimos alegres; somos señores de los campos, de los sembrados, de las selvas, de los montes, de las fuentes y de los ríos. Los montes nos ofrecen leña de balde; los árboles, frutas; las viñas, uvas; las huertas, hortaliza; las fuentes, agua; los ríos, peces, y los vedados, caza; sombra, las peñas; aire fresco, las quiebras; y casas, las cuevas. Para nosotros las inclemencias del cielo son oreos, refrigerio las nieves, baños la lluvia, músicas los truenos y hachas los relámpagos.

Miguel de Cervantes Saavedra en Novelas ejemplares (La gitanilla) (1613)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Ángeles Mastretta

La tía estuvo siempre segura de que antes de tomarse la molestia de serlo, su marido tendría que morirse. Que volviera a medio aprender las manías, los cumpleaños, las precisas aversiones e ineludibles adicciones de otra mujer, parecía más que imposible. Su marido podía perder el tiempo y desvelarse fuera de la casa jugando cartas y recomponiendo las condiciones políticas de la política misma, pero gastarlo en entenderse con otra señora, en complacerla, en oírla, eso era tan increíble como insoportable.

Ángeles Mastretta en Mujeres de ojos grandes (2009)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Jack Kerouac

Los bosques producen eso, siempre parecen familiares, perdidos hace tiempo, como el rostro de un pariente muerto hace mucho, como un viejo sueño, como un fragmento de una canción olvidada que se desliza por encima del agua, y más que nada como la dorada eternidad de la infancia pasada o de la madurez pasada con todo el vivir y el morir y la tristeza de hace un millón de años.

Jack Kerouac en Los vagabundos del Dharma (1958)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Gabriel García Márquez

Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.

Gabriel García Márquez en El otoño del patriarca (1975)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Fernando Quiñones

Red cautivadora

En la extensión mojada,
lejos de las habitaciones y las leyes,
desveló el nuevo día,
alto ya el sol, una congoja
de salinas y esteros (charcos) extasiados, de rostros
quemados en el mar, de vida quieta
y esperante, bajo la luz del Sur.

Había una charca negra. Los cardúmenes (bancos de peces),
desposeídos antes de su casa sin límite,
arreados más tarde
por las grandes cuadrículas amargas de la sal,
giraban en silencio; hacia la superficie
se conmovió lo negro de repente
en vastos y callados remolinos, como si contuviera
una culpa incallable, mas no llegó a brillar
un anhelante lomo que del aire
lo esperase aún todo.

Hundiéndose hasta el pecho entonces
en los limos (lodales) inmemoriales,
un hombre, cinco, siete, trabaron ya las aguas,
las mallas, las señales
del terror; todo comenzó a hervir
y el estéril fragor de los saltos subía,
en columna de cuerpos traicionados,
hasta colmar la oscura lancha, las riberas,
el húmedo y desierto amanecer.

Cuánta vida acosada,
pugnando por salvarse, debatía
una batalla desoída y múltiple
de vanas contorsiones, inútiles
maniobras, intentos
contra la trampa última,
sólo a una anticipada muerte conducentes.

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Reincorporación

De madrugada, al alba, eres despertado
y pones sobre ti la manta tirada
durante la noche como un vestido innecesario.

El proceso de la reincorporación es lento
o puede ser rápido, depende del impacto
con las ramas tembladoras de fuera.

Miras, juegas sobre los arrecifes de nubes,
con los rayos del sol, apresurados
por el polvo volador de los bemoles.

Los verbos vivos vuelan y ellos alrededor,
salen de la casa estática junto a ti,
con tus padres que se van a azadonar.

Caminas por senderos oscuros, húmedos,
pisas sobre espinas escondidas entre las hierbas
hasta que se te hinchan las plantas de los pies.

Dolor y camino, pasos rápidos, seguidos
por la respiración provocada por las labores,
manos de fata morgana que trabajan.

Desde aquí empieza el deslumbramiento del sol,
hasta que viene el almuerzo junto a tus padres
en el campo, a la sombra de una brisa.

La salida del cuerpo se hace como siempre,
de vuelta por los senderos conocidos,
cuando te pones el vestido de la noche.

Entonces sumerges tu cuerpo entre las mantas,
apoyando la frágil frente en el alto del cielo
y esperando que entre otro ente.

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Loca

Loca (Loca)
No te pongas bruto
Loca

Que te la bebe’
Dance or Die (Loca)

El está por mi y por ti borró
Y eso que tú tienes to’
Y yo ni un Kikí

El está por mi
Y por ti borró (borró)
Y eso que tú tienes to’
Y yo ni un Kikí

Ella se hace la bruta pa’ cotizar
Cinco minutitos de su saldo del celu contigo
Te cotorrea el oído pa’ tenerte en alta
Ella muere por ti, tu por mi es que matas.

Sigo tranquila como una paloma de e’quina
Mientras ella se pasa en su BM
Mira yo de aquí no me voy, se que está está por mí
Y ninguna va poder quitármelo de un tirón

Yo soy loca con mi tigre
Loca, Loca, Loca

Soy loca con mi tigre
Loca, Loca, Loca

Soy loca con mi tigre
(Loca, Loca, Loca)

Soy Loca con mi tigre
(Loca, Loca, Loca)

El está por mí
Y por ti borró (borró)
Y eso que tú tienes to’
Y yo ni un Kikí

El está por mí
Y por ti borró (borró)
Y eso que tú tienes to’
Y yo ni un Kikí

Mientras ella te complace con todos tus caprichos
Yo te llevo al malecón por un caminito
Me dicen que tu novia anda con un rifle
Porque te vio bailando mambo pa’ mi
¿Qué no lo permite?

Yo no tengo la culpa de que tú te enamore’
Mientras él te compra flores yo compro condo’ (whooo)

Yo soy loca con mi tigre
Cuanto más rayas mejor
Y mira, eso es lo que dicen

Yo soy loca con mi tigre
Loca, Loca, Loca

Soy loca con mi tigre
Loca, Loca, Loca

Soy loca con mi tigre
(Loca, Loca, Loca)

Soy Loca con mi tigre
(Loca, Loca, Loca)

Dios mio! (ah)

Se colán lo ra-ta-ta
No te ponga’ bruto
Que te la bebe

Loca (Loca)
Loca.

canción interpretada por ShakiraInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Mihail Sebastian

Me entero por Marietta Rares, de que ha muerto Nina Eliade. Un telegrama de Lisboa dio a conocer la noticia hace ya diez días. Una ola de recuerdos se levanta desde el pasado. Su cuartito arriba de todo en el pasaje Imobiliara; la máquina de escribir en la que copió casi al mismo tiempo Maitrey y Mujeres; las visitas vespertinas a la buhardilla de Mircea en la calle Melodiei; su inesperado amor; la fuga de Mircea a Poiana; la desesperación de Nina que yo, indefenso, intentaba aliviar; el regreso de Mircea; el noviazgo y, dos años después, su boda civil, en secreto, en las dependencias municipales de Calea Rahovei; su piso del bulevar Dinicu Golescu y luego el de Palade; nuestras excursiones a la montaña; los veranos en Breaza; los juegos en el patio de Floria de la calle Nerva Traian; nuestros años de amistad fraterna y después los años de confusión y desintegración hasta la ruptura, la enemistad y el olvido. Podo está muerto, desaparecido, perdito para siempre.

Mihail Sebastian en DiarioInformarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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Hay seres tan envenenados que detestan a quienes irradian fortaleza y contento y, en lugar de limitarse a alejarse de ellos, les tienden las redes y los cazan y los sepultan bajo toneladas de tierra por darse la perversa satisfacción de ver cómo muere lentamente todo aquello que odian.

Ángeles Caso en Contra el viento (2009)Informarnos sobre un problema/apéndiceCitas similares
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