Luna (only you can hear my soul)
Luna tu
cuantos son los cantos que escuchaste ya
cuantas las palabras dichas para ti
que han surcado el cielo solo por gozar
una noche el puerto de tu soledad
Los amantes se refugian en tu luz
sumas los suspiros desde tu balcon
y enredas los hilos de nuestra pasion
luna que me miras ahora escuchame
(only you can hear my soul)
Luna tu,
sabes el secreto de la eternidad
y el misterio que hay detras de la verdad
guiame que a ti mi corazon te oye
me siento perdido y no se..
No se que hay amores
que destruyen corazones
como un fuego que todo lo puede abrazar
Luna tu,
alumbrando el cielo y su inmensidad
en tu cara oculta que misterio habra
todos escondemos siempre algun perfil
Somos corazones bajo el temporal
angeles de barro que deshace el mar
sueños que el otoño desvanecera
hijos de esta tierra envuelta por tu luz
hijos que en la noche vuelven a dudar
Que hay amores
que destruyen corazones
como el fuego que todo lo puede abrazar
Pero hay amores
dueño de nuestras pasiones
que es la fuerza que al mundo
siempre hara girar
(only you can hear my soul)
canción interpretada por Alessandro Safina
Añadido por Simona Enache
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Hay amores a primera vista. Hay amores que matan. Y hay amores de viejo, tardíos, que son los más generosos, los más desinteresados, como el amor enamorado por el cine de José Martínez Ruiz o Azorín.
cita de Jaime de Armiñán
Añadido por Dan Costinaş
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Amores extraños
Ya sabía que no llegaría,
ya sabía que era una mentira,
cuanto tiempo que por él perdí,
que promesa rota sin cumplir.
son amores problemáticos,
como tú, como yo.
Es la espera en un teléfono,
la aventura de lo ilógico,
la locura de lo mágico,
un veneno sin antídoto,
la amargura de lo efímero,
porque él se marchó.
Amores, tan extraños que te hacen cínica,
te hacen sonreír entre lágrimas.
cuántas páginas hipotéticas, para no escribir las
auténticas.
Son amores que sólo a nuestra edad
se confunden en nuestros espíritus,
te interrogan y nunca te dejan ver
si serán amor o placer.
Y cuantas noches lloraré por él,
cuantas veces volveré a leer
aquellas cartas que yo recibía
cuando mis penas eran alegrías.
Son amores esporádicos,
pero en ti quedarán.
Amores, tan extraños que vienen y se van,
que en tu corazón sobrevivirán,
son historias que siempre contarás
sin saber si son de verdad.
Son amores frágiles,
prisioneros, cómplices,
son amores problemáticos,
como tú, como yo.
son amores frágiles,
prisioneros, cómplices,
tan extraños que viven negándose
escondiéndose de los dos.
Ya sabía que no llegaría,
esta vez me lo prometeré,
tengo ganas de un amor sincero, ya sin él.
canción interpretada por Laura Pausini
Añadido por Simona Enache
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Cuatro cantos de mi tierra
I
Tabasco en sangre madura
y en mi su poder sangró.
Agua y tierra el sol se jura;
y en nubarrón de espesura
la joven tierra surgió.
Tus hidrógenos caminos
a toda voz transité
y en tu oxígeno silbé
mis pulmones campesinos.
A puños sembré mi vida
de tu fuerza vendaval
que azúcar cañaveral
espolvorea en la huida.
El tiempo total verdea
y el espacio quema y brilla.
El agua mete la quilla
y de monte a mar sondea.
Pedacería de espejo.
La selva, encerrada, ulula.
Casi por cada reflejo
pájaro que se modula.
Más agua que tierra. Aguaje
para prolongar la sed.
La tierra vive a merced
del agua que suba o baje.
Cuando la selva repasa
su abecedario animal
relámpago vertebral
de caoba a cedro pasa.
Flota de isletas fluviales
varó en flor la soledad.
Son de todo eternidad
y de nada temporales.
El mediodía tajado
de algún fruto tropical
tiene un sabor de cristal
sonoramente mojado.
Hay en la noche un instante
de vida, que si durara,
húmeda la muerte alzara
cual un terrible diamante.
Y a veces en la ribera
es tan fina la mañana
que la sonrisa primera
todo el día nos hermana.
Tiempo de Tabasco; en hondo
suspiro te gozo así.
Contigo, cerca de mí
tiempo de morir escondo.
Arde en Tabasco la vida
de tal suerte, que la muerte
vive por morir hendida,
de un gran hachazo de vida
que da, sin querer, la suerte.
II
La ceiba es un árbol gris
de gigantesca figura.
Se ve su musculatura
medio manchada de gis.
Es el árbol que hace todo;
yo lo he visto trabajar
y en la tarde modelar
sus pajaritos de lodo.
Ceiba desnuda y campal
cuya fuerza liberó
bosque y cielo y estrenó
su claro de matorral.
En desnudo pugilato
parece que así despejas
el campo y que le aconsejas
a todo árbol buen recato.
Navegando por el río,
súbitamente apareces.
Te he visto así, tantas veces,
y el asombro es siempre mío.
Cuando en el atardecer
todo Tabasco decrece
y el aire en los cielos mece
lo que ya no pudo ser,
con qué bárbara grandeza
das la razón al paisaje
que con oscura certeza
se adueñó de algún celaje
con que así la noche empieza.
Ceiba te dije y te digo:
colgaré mí corazón
de un retoño de tu abrigo;
tendrá su sangre contigo
altura y vegetación.
III
Una laguna que llega
y una laguna que va.
Si la luz de frente anega
o la luz de lado da
el jacintal que congrega
su poesía despliega
que en mi voz cintilará.
Hay más laguna que luna
en la noche que es tan clara.
Semeja que el cielo usara
luz modal de la laguna.
Hay más laguna que luna.
Tiempo lagunar que cabe
para siempre en nuestra vida.
Que no se cierre la herida
que por su boca se sabe
la llegada y la partida.
Estábamos la laguna
y yo.
Como esa noche...
Con más laguna que luna
la noche se desnudó.
Sudor de intemperie humana
que el aire sutil saló
y en su humedad levantó
flor lujuria rusticana.
Tu adolescencia suspira
junto a mi pecho velludo.
El tiempo es tiempo desnudo
y su largo cuerpo estira.
Si por besarte viví
con más laguna que luna,
fue más luna que bebí
que el agua de la laguna
que a raya en cielos tendí.
Como esa noche...
IV
El agua es laguna o río.
Un espejo se quebró.
Por todos lados miró
la desnudez del estío.
Con el agua a la rodilla
vive Tabasco. Así dama
de abril a octubre la flama
que hace callar toda arcilla.
Si por boca de la selva
largó la verdad su grito,
miente el silencio infinito
del agua que el agua envuelva.
Llueve lejos, por la sierra.
Llueve a tambor y clarín.
Toro del agua, festín
corre por toda la tierra.
Joven terrón cuaternario,
por tu cuerpo de aluvión
sangra el verde corazón
de tu enorme pecho agrario.
Lo que muere y lo que vive
junto al agua vive y muere.
Si en lluvia el cielo así quiere
moje su noche en aljibe.
Más agua que tierra. Aguaje
para prolongar la sed.
La tierra vive a merced
del agua que suba o baje.
Brillan los laguneríos;
en la tarde tropical
actitud de garza real
torna el aire de los ríos.
La noche en lluvia y batracio
retiñe el nocturno verde
y al otro día se muerde
verde el verde del espacio.
Agua de Tabasco vengo
y agua de Tabasco voy.
De agua hermosa es mi abolengo;
y es por eso que aquí estoy
dichoso con lo que tengo.
poema de Carlos Pellicer (1943)
Añadido por Dan Costinaş
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Atardecer
Con perfiles de muertos héroes
llenas, luna,
bosques en silencio,
luna de guadaña...
Con el dulce abrazo de los amantes,
sombras de épocas célebres
los peñascos mohosos en torno;
tal es el tono azulado
que irradia el cielo en dirección a la ciudad,
donde, fría y perversa,
mora estirpe corrupta,
y el blanco nieto
urde oscuros futuros.
Vosotras, sombras devoradas por la luna,
alzáis vuestros suspiros
en el vacío cristal
del lago de montaña.
poema de Georg Trakl, traducido por José Miguel Mínguez
Añadido por Dan Costinaş
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Los cisnes salvajes de Coole
Los árboles están en plena belleza otoñal,
y los senderos del bosque están secos,
en el crepúsculo de octubre el agua
refleja un cielo quieto;
sobre el agua que desborda las piedras
hay cincuenta y nueve cisnes.
Diecinueve otoños me cayeron encima
desde la primera vez que los contara;
y vi, mucho antes de haber terminado
que todos de repente vuelo alzaban
dispersándose en grandes anillos rotos
en revuelo de alas clamorosas.
Yo apreciaba esas criaturas brillantes
y hoy mi corazón está dolido.
Todo cambió desde que, al oír en el ocaso,
por primera vez en esta costa
sobre mi cabeza el tañer de sus alas
con paso más ligero caminara.
Frescos aún, amante con amante,
chapotean en las frías
y afables corrientes o por el aire ascienden.
Sus corazones no han envejecido;
vagan a su antojo, pues pasión o conquista
aún los esperan.
Flotan ahora sobre el agua tranquila,
misteriosos y bellos.
¿Entre qué juncos se asentarán,
al borde de cuál lago o estanque
deleitarán los ojos de los hombres
cuando despierte yo algún día
para descubrir que se han volado?
poema de William Butler Yeats, traducido por Delia Pasini
Añadido por Dan Costinaş
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Poema de la soledad
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
El tren y la mujer que llena el cielo,
tu soledad esquiva en los hoteles
y tu máscara pura de otro signo.
Es la niñez del mar y tu silencio
donde los sabios vidrios se quebraban,
es tu yerta ignorancia donde estuvo
mi torso limitado por el fuego.
Norma de amor te di, hombre de Apolo,
llanto con ruiseñor enajenado,
pero, pasto de ruina, te afilabas
para los breves sueños indecisos.
Pensamiento de enfrente, luz de ayer,
índices y señales del acaso.
Tu cintura de arena sin sosiego
atiende sólo rastros que no escalan,
pero yo he de buscar por los rincones
tu alma tibia sin ti que no te entiende,
con el dolor de Apolo detenido
con que he roto la máscara que llevas.
Allí, león, allí, furia del cielo,
te dejaré pacer en mis mejillas;
allí, caballo azul de mi locura,
pulso de nebulosa y minutero,
he de buscar las piedras de alacranes
y los vestidos de tu madre niña,
llanto de media noche y paño roto
que quitó luna de la sien del muerto.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
Alma extraña de mi hueco de venas,
te he de buscar pequeña y sin raíces,
¡Amor de siempre, amor, amor de nunca!
¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme.
No me tapen la boca los que buscan
espigas de Saturno por la nieve
o castran animales por un cielo,
clínica y selva de la anatomía.
Amor, amor, amor. Niñez del mar.
Tu alma tibia sin ti que no te entiende.
Amor, amor, un vuelo de la corza
por el pecho sin fin de la blancura.
Y tu niñez, amor, y tu niñez.
El tren y la mujer que llena el cielo,
Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas.
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.
poema de Federico García Lorca
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Reyerta
En la mitad del barranco
las navajas de Albacete,
bellas de sangre contraria,
relucen como los peces.
Una dura luz de naipe
recorta en el agrio verde
caballos enfurecidos
y perfiles de jinetes.
En la copa de un olivo
lloran dos viejas mujeres.
El toro de la reyerta
se sube por las paredes.
Ángeles negros traían
pañuelos y agua de nieve.
Ángeles con grandes alas
de navajas de Albacete.
Juan Antonio el de Montilla
rueda muerto la pendiente,
su cuerpo lleno de lirios
y una granada en las sienes.
Ahora monta cruz de fuego,
carreta de la muerte.
El juez, con guardia civil,
por los olivares viene.
Sangre resbalada gime
muda canción de serpiente.
-Señores guardias civiles;
aquí pasó lo de siempre.
Han muerto cuatro romanos
y cinco cartagineses.
La tarde loca de higueras
y de rumores calientes
cae
desmayada en los muslos
heridos de los jinetes.
Y ángeles negros volaban
por el aire del poniente.
Ángeles de largas trenzas
y corazones de aceite.
poema de Federico García Lorca en Romancero Gitano (1928)
Añadido por Dan Costinaş
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Si Tú Me Olvidas
Quiero que sepas
una cosa.
Tú sabes cómo es esto:
si miro
la luna de cristal, la rama roja
del lento otońo en mi ventana,
si toco
junto al fuego
la impalpable ceniza
o el arrugado cuerpo de la leńa,
todo me lleva a ti,
como si todo lo que existe,
aromas, luz, metales,
fueran pequeńos barcos que navegan
hacia las islas tuyas que me aguardan.
Ahora bien,
si poco a poco dejas de quererme
dejaré de quererte poco a poco.
Si de pronto
me olvidas
no me busques,
que ya te habré olvidado.
Si consideras largo y loco
el viento de banderas
que pasa por mi vida
y te decides
a dejarme a la orilla
del corazón en que tengo raíces,
piensa
que en ese día,
a esa hora
levantaré los brazos
y saldrán mis raíces
a buscar otra tierra.
Pero
si cada día,
cada hora
sientes que a mí estás destinada
con dulzura implacable.
Si cada día sube
una flor a tus labios a buscarme,
ay amor mío, ay mía,
en mí todo ese fuego se repite,
en mí nada se apaga ni se olvida,
mi amor se nutre de tu amor, amada,
y mientras vivas estará en tus brazos
sin salir de los míos.
poema de Pablo Neruda
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De que nada se sabe
La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas
es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?
poema de Jorge Luis Borges en La rosa profunda (1975)
Añadido por Dan Costinaş
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De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.
cita de Facundo Cabral
Añadido por Dan Costinaş
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Gracias Por Pensar En Mi
Hoy mi tristeza no es pasajera
Tengo fiebre de la verdadera Y cuando llegue la noche
Cada estrella paracera una lagrima
No me digas nada
Qusiera ser como todos
Pasar feliz por la vida
O fingir que estoy siempre bien
Ver el color de cosas con humor
No me digas nada
Que lo malo siempre pasa
El futuro sera bueno Todo pasa
Cuando todo esta perdido
Siempre queda una salida
Cuando todo esta perdido
Siempre brilla una luz
Manana es otro dia mejor
Pero hoy
canción interpretada por Ricky Martin, música de Franco de Vita en Vuelve (1998)
Añadido por Dan Costinaş
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¿Por qué no?
Siento que es más fuerte que yo,
esta noche y todas, cómo no,
habla por él y por mí,
decide por los dos.
No sé por qué no supe contestarle,
le tengo miedo para provocarle,
si yo tuviera valor
debiera abandonarle.
¿Qué puede pasar?
podrías lastimarme tu
pero puedes resultar herido,
oh no, tú no.
¿Por qué no...?
diré que ha sido culpa mía,
diré que han sido mis manías,
que lo he querido y lo he buscado yo.
¿Por qué no?
esta noche te diviertes tú,
mañana la venganza es mía,
porque mañana puede ser mi día.
¿Por qué no?
Cuántas dudas, cuántos porqués,
si no es amor que es lo que puede ser,
irresistiblemente suya me, quedo con él.
Al menos dime que me adorarás,
dámelo todo, abrázame al final,
y júrame después que no me dejarás.
¿Qué puede pasar?
podrías lastimarme tú
pero puedes resultar herido,
oh no, tu no
¿Por qué no...?
diré que ha sido culpa mía,
diré que han sido mis manías,
que lo he querido y lo he buscado yo.
¿Por qué no...?
esta noche te diviertes tú,
mañana la venganza es mía,
porque mañana puede ser mi día.
¿Por qué no?
canción interpretada por Laura Pausini
Añadido por Simona Enache
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Pájaro azul
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie
te vea.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero yo le echo whisky encima y me trago
el humo de los cigarrillos,
y las putas y los camareros
y los dependientes de ultramarinos
nunca se dan cuenta
de que está ahí dentro.
hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres
montarme un lío?
¿es que quieres
mis obras?
¿es que quieres que se hundan las ventas de mis libros
en Europa?
hay un pájaro azul en mi corazón
que quiere salir
pero soy demasiado listo, sólo le dejo salir
a veces por la noche
cuando todo el mundo duerme.
le digo ya sé que estás ahí,
no te pongas
triste.
luego lo vuelvo a introducir,
y él canta un poquito
ahí dentro, no le he dejado
morir del todo
y dormimos juntos
así
con nuestro
pacto secreto
y es tan tierno como
para hacer llorar
a un hombre, pero yo no
lloro,
¿lloras tú?
poema de Charles Bukowski
Añadido por Dan Costinaş
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Luna enemiga
Como al chocar los astros contra mi pecho no veía,
fui hundiéndome de espaldas en los cielos pasados.
Diez reyes del otoño contra mí se rebelaron.
Ángeles y traiciones siempre aceleran las caídas.
Una hoja, un hombre.
En tu órbita se quemaba mi sangre, luna enemiga.
Salvadme de los años en estado de nebulosa,
de los espejos que pronuncian trajes y páginas desvanecidos,
de las manos estampadas en los recuerdos que bostezan.
Huid.
Nos entierran en viento enemigo.
Y es que mi alma ha olvidado las reglas.
poema de Rafael Alberti en Sobre los ángeles (1929)
Añadido por Dan Costinaş
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Música Final
No la razón del piano: las del hombre
te condujeron desde que eras niño
y entre la fría luz de la patria angustiada
a la que no habías de volver.
Ya entonces intuiste la caediza
ráfaga del amor, la carrera del tiempo,
los impuros motivos del tambor y las armas,
la soledad en que, como con el regalo
de un dios inexorable,
se mueve nuestra vida hacia su término.
Ya retenías aquello en el sollozo,
más viril y más tierno, de las cuerdas.
Ya eras del todo y para siempre tú,
testigo y mensajero, condolido inventor
de una esperanza para los humanos
o de aquel llanto en luz con que creerla.
Polkas y baladas, las amargas
delicias de un nocturno, los estudios
por los que nieve y fuego, o muerte y vida,
se entrecruzan temblando,
eran emanación de aquella fuerza
con la que el corazón del universo,
cuanto nos ilumina y abandona,
expresión te pedían, ser fijados
de alguna forma, a salvo de tu muerte.
Eso te desgarró y nos dio tu música:
tu palabra de hombre
de una vida más vasta y más completa.
poema de Fernando Quiñones
Añadido por Dan Costinaş
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El perro que ladra a la luna está plenamente convencido que la luna lo oye.
aforismo de Valeriu Butulescu, traducido por Ulises Estrella
Añadido por Simona Enache
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Balada del fino amor
«Voi che sapete ragionar d’amore, udite la ballata mia pietosa.» ~ Dante
Bajo el remoto azul de un cielo en calma,
y al susurrar de la alameda umbría,
para tu elogio he de contar un día
cómo fue que el amor nos llegó al alma.
Cómo fue…¿Pero acaso, no es sabido
el modo de venir que tiene el ave,
cuando recobra, peregrina y suave,
la solitaria intimidad del nido?
O alguien ignora lo que pasa, cuando
la luna de las flébiles congojas,
a través de las almas y las hojas,
derrama sombra y luz, como llorando?
Y habrá quien no haya visto en un inerte
crepúsculo, de gélidos candores,
caer las violetas ulteriores,
de las lánguidas manos de la muerte?
poema de Leopoldo Lugones
Añadido por Paul Abucean
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Ajedrez
Yo juego un día blanco,
El juega un día negro.
Yo avanzo con un sueño,
El me lleva a la guerra.
El me ataca los pulmones,
Yo pienso un año en el hospital,
Hago una combinación brillante
Y le gano un día negro.
El juega una desgracia
Y me amenaza con el cáncer
(Que por ahora anda en forma de cruz),
Mas yo le pongo por delante un libro
Y lo obligo a una retirada.
Le gano otras cuantas piezas,
Pero mira, la mitad de mi vida
Está fuera de juego.
-Oh, le daré jaque a tu rey y perderás el optimismo,
Me dice él.
-No es nada, bromeo yo.
Pues hago el enroque de los sentimientos.
Detrás de mi esposa, los hijos,
El sol, la luna y los otros mirones
Tiemblan ante cualquier jugada mía.
Yo enciendo un cigarrillo
Y sigo la partida.
poema de Marin Sorescu, traducido por Omar Lara
Añadido por Dan Costinaş
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Canto I
La gloria de aquel que todo mueve
penetra el universo, y resplandece
en una parte más y en otra menos.
En el cielo que más de su luz prende
fui yo, y vi cosas que redecir
no sabe ni puede el que de allí desciende;
porque acercándose a su deseo,
nuestro intelecto se ahonda tanto,
que tras él la memoria ir no puede.
En verdad cuanto del reino santo
pudo mi mente acumular tesoro,
será ahora materia de mi canto.
¡O buen Apolo!, al último afán
hazme ser de tu valor tal vaso
como exiges para dar el laurel amado.
Hasta aquí una cumbre del Parnaso
asaz me fue; mas ahora con ambas
me es preciso entrar en la faltante arena.
Entra en mi pecho e inspira tal aliento
como cuando de Marsias arrancaste
de los miembros la piel.
¡Oh divina virtud! Si me otorgaras
tanto que la sombra del beato reino
signada en mi cabeza manifieste,
llegar verásme a tu amado leño,
y coronarme entonces de aquellas hojas
de las que el tema y tú me harán digno.
Si raras veces, Padre, se las coge
para triunfar ya césar o poeta,
culpa y vergüenza es del querer humano,
que parir alegría para la alegre
deífica deidad debería la fronda
penea, cuando de sí a alguien asedienta.
A pequeña chispa gran llama secunda:
quizá detrás de mí con mejor voz
se invocará para que Cirra responda.
Surge a los mortales por diversas bocas
la lucerna del mundo; mas de aquella
que cuatro cercos junta con tres cruces,
con mejor curso y con mejor estrella
de ella sale conjunta, y la mundana cera
más a su modo atempera y sella.
Formado había allá la mañana y acá la puesta
aquella boca casi, y allá era todo blanco
el hemisferio, y acá la otra parte negra,
cuando a Beatriz a su siniestro lado
vi volverse y mirar al Sol;
un águila así no lo miró tan fijo nunca.
Y así como el segundo royo suele
brotar del primero y rebotar asuso,
como peregrino que retornar quiere,
así su acto, por los ojos infuso
en mi fantasía, mío se hizo,
y clavé los ojos en el Sol allende nuestro uso.
Mucho es permitido allá, que aquí no se permite
a nuestras virtudes, en razón del lugar
que es propio de la humana especie.
No lo sufrí mucho, pero no tan poco
que no lo viera centellear en torno
como del fuego el hierro sale candente;
y de golpe pareció que un día a otro
se uniera, como si Aquel que puede
pusiera al cielo de otro Sol adorno.
Beatriz toda en las eternas ruedas
fijos los ojos tenía; y yo en ella
mis luces puse, de allá arriba depuestas.
En su figura me metí tan adentro,
como en el mar Glauco al gustar la hierba,
que consorte lo hizo de los demás dioses.
Transhumanar significar per verba
no se podría; pero el ejemplo baste
a quien vivirlo la gracia otorgue.
Si de mi sólo quedaba aquello que creaste
últimamente, ¡Oh amor que el cielo gobiernas!
tú lo sabes, que con tu luz me elevaste.
Cuando la rueda, que tú eternamente
deseado, a ella mi atención sedujo
con la armonía que tú temperas y disciernes,
mostróseme entonces tan inflamado el cielo
por la llama del Sol, como lluvia o rio
no podrían hinchar algo más un lago.
La novedad del son y la gran lumbre
por sí mismas encendieron en mí tal deseo
como nunca antes hube de sentirlo tan agudo;
y entones ella, que me veía como yo me veo,
para aquietarme el ánimo revuelto,
antes que yo lo pidiera, abrió la boca
y comenzó: Tú mismo te haces grueso
con el falso imaginar, de modo que no ves
lo que verías si mejor lo sacudieras.
No estás en la tierra, como tú crees;
no hay fulgor que huyendo de su sitio,
no corra como tú que a ella vuelves.
Si de la primera duda fui desvestido
por las sonrientes palabritas breves,
dentro de otra más nueva fui vestido;
y dije: Antes contento reposé
con gran asombro, mas ahora me admiro
como pueda traspasar por estos cuerpos leves.
Entonces ella, tras un pío suspiro,
los ojos dirigió a mí con el semblante
de una madre ante el delirio de su hijo,
y comenzó: Las cosas todas ellas
guardan entre sí un orden, que es la forma
que a Dios el universo hace semejante.
Aquí las nobles criaturas ven la huella
del eterno valor, que es el fin
para el que fue hecha la indicada norma.
Al orden que yo digo se inclinan
todas las criaturas, de diversas formas,
más a su principio o menos vecinas;
por donde corren a diversos puertos
por el gran mar del ser, y cada una
con el instinto conductor que le fue dado.
Uno arrastra el fuego hacia la Luna;
otro el corazón mortal motora;
otra la tierra restringe en sí y aduna;
y no sólo a las criaturas que son
sin inteligencia este arco saeta,
mas a las que tienen intelecto y amor.
La providencia, que todo regula,
con su luz mantiene siempre quieto al cielo,
dentro del cual está el que gira con mayor presteza
y entonces a allí, como a lugar preciso,
conduce la virtud de aquella cuerda
que, lo que dispara, a feliz blanco endereza.
Verdad es que muchas veces la forma
no se ajusta a la intención del arte,
porque a responder la materia es sorda,
así a veces de este curso se aparta
la criatura que tiene el poder
de plegarse, aunque así ordenada, a otra parte,
y, tal como verse puede caer
fuego de nube, así el ímpetu primero
a tierra baja desviado por falso placer.
No debes pues admirarte, si bien estimo,
de tu subida, más que del río que
del alto monte desciende a bajo sitio.
Maravilla sería en ti, si, de impedimento
libre, abajo te quedaras quieto,
como si a tierra se adhiriera el fuego vivo.
Entonces retorné la vista al cielo.
poema de Dante Alighieri en La Divina Comedia, El Paraíso, traducido por Lic. Jorge Sanguinetti
Añadido por Dan Costinaş
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Andar por Toledo, y en la oscuridad de una noche sin luna como aquélla, es adelgazarse, afinarse hasta quedar convertido en un perfil, una lámina humana, dispuesta a herirse todavía, a cortarse contra los quicios de tan extraña resquebrajadura, es volverse de aire, silbo de agua para aquellos enjutos pasillos, engañosas cañerías, de súbito chapadas, sin salida posible, es siempre andar sobre lo andado, irse volviendo pasos sin sentido, resonancia, eco final de una perdida sombra.
cita de Rafael Alberti
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