Desengaño
Llegó ya el curso de la vida mía
por tempestuoso mar, en frágil barca,
al común puerto, en el que se da parca
cuenta de toda acción, injusta o pía.
¡Cuánto ello la amorosa fantasía
que del arte hizo su ídolo y monarca!
Que en cuanto alumbra el sol y el mar abarca
es todo error cuanto el mortal ansía.
Devaneos de amor, triunfos del arte,
¿qué sois, hoy que a dos muertos me avecino?
Una es segura, la otra me amenaza.
No habrá pintar, no hay esculpir que hoy harte
al alma vuelta a aquel amor divino
que de la cruz al universo abraza.
poema de Miguel Ángel Buonarroti
Añadido por Dan Costinaş
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Citas similares
Todo cuanto procede del amor del hombre, es decir, todo cuanto el hombre ama y por amor quiere, es libertad; porque lo que procede del amor de su voluntad interior, procede del goce de su vida.
cita de Emanuel Swedenborg
Añadido por Dan Costinaş
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Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.
cita de Gabriel García Márquez
Añadido por Dan Costinaş
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Canción del pirata
Con diez cañones por banda,
Viento en popa a toda vela,
No corta el mar, sino vuela,
Un velero bergantín:
Bajel pirata que llaman,
Por su bravura el Temido,
En todo mar conocido
Del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
En la lona gime el viento,
Y alza en blando movimiento
Olas de plata y azul;
Y ve el capitán pirata,
Cantando alegre en la popa,
Asia a un lado; al otro, Europa;
Y allá, a su frente, Estambul.
Navega, velero mío,
Sin temor;
Que ni enemigo navío,
Ni tormenta, ni bonanza,
Tu rumbo a torcer alcanza,
Ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
Hemos hecho
A despecho
Del inglés,
Y han rendido
Cien naciones
Sus pendones
A mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
Allá muevan feroz guerra
Ciegos reyes
Por un palmo más de tierra;
Que yo tengo aquí por mío
Cuanto abarca el mar bravío,
A quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa
Sea cualquiera,
Ni bandera
De esplendor
Que no sienta
Mi derecho
Y de pecho
A mi valor.
Que es mi barco mi tesoro
A la voz de ¡Barco viene!
Es de ver
Cómo vira y se previene
A todo trapo escapar;
Que yo soy el rey del mar,
Y mi furia es de temer.
En las presas
Yo divido
Lo cogido
Por igual;
Sólo quiero
Por riqueza
La belleza
Sin rival.
Que es mi barco mi tesoro
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
No me abandone la suerte
Y al mismo que me condena
Colgaré de alguna antena,
Quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿Qué es la vida?
Por perdida
Ya la di,
Cuando el yugo
Del esclavo
Como un bravo
Sacudí.
Que es mi barco mi tesoro
Son mi música mejor
Aquilones;
El estrépito y temblor
De los cables sacudidos,
Del negro mar los bramidos
Y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
Al son violento
Y del viento
Al rebramar
Yo me duermo
Sosegado,
Arrullado
Por la mar.
Que es mi barco mi tesoro,
Que es mi Dios la libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
Mi única patria la mar.
poema de José de Espronceda
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El amor es un sentimiento contranatural que une a dos desconocidos en una relación mezquina e insalubre, cuanto más intensa, tanto más efímera.
Gabriel García Márquez en Del amor y otros demonios (1994)
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De la vida de Grigorescu cuentan sus obras. Una vida sencilla, callada, poderosa, dedicada toda a su arte. Además de arte nada existe por él. Allí puso su profundo amor de la naturaleza, de sus joyas y sus misterios, maravillosas en cualquier lugar, pero en particular en su país y en el seno de su gente, allí el amor de bien, de verdad y de hermosura.
Alexandru Vlahuţă en El pintor Grigorescu, un mensajero del pueblo
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La vida conyugal es una barca que lleva dos personas en medio de un mar tormentoso; si uno de los dos hace algún movimiento brusco, la barca se hundirá.
cita de León Tolstoi
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Ricardo: Si es obligación en un particular defender su vida de toda ofensa, por medio de la fuerza y el arte, ¿cuánto más lo será conservar aquella en quien estriba la felicidad pública?
réplica en Hamlet, Acto III, Escena 3 de William Shakespeare (1599), traducido por Inarco Celenio
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Regreso al mar
Siempre es el mar donde mejor se quiere,
fue siempre el mar donde mejor te quise;
al amor, como al mar, no hay quien lo alise
ni al mar, como al amor, quien lo modere.
No hay quien como la mar familiarice
ni quien como la ola persevere,
ni el que más diga en lo que vive y muere
nos dice más de lo que el mar nos dice.
Vamos de nuevo al mar; quiero encontrarte
la hora más azul para besarte
y el lugar más allá para quererte,
donde el agua es al par agua y abismo,
en la alta mar, en donde el aire mismo
se da un aire al amor y otro a la muerte.
poema de Andrés Eloy Blanco
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Soy…
Soy la gaviota que vuela siempre al sol,
soy la eólica qué te toca con su trenzas rubias
y el rayo del sol que te besa con labios ardientes.
Soy el hilo de arena que se escurre entre tus dedos,
soy la onda salvaje que danza a tu alrededor
y la perla solitaria dentro la concha de una playa.
Soy el niño que construye Castillos de arena
sin pensar que los aplastarán alguna vez,
y la eterna idealista que te ha encumbrado en sus sueños.
Soy la brisa del mar que te acaricia con sus manos,
soy la paz de el horizonte que se estira al infinito
y la canción de las sirenas que te seducen en el amplio mar.
Soy las flores de naranja que te abrazan con su perfume
soy el cielo tranquilo sin ninguna nube
y el zumbido del universo nuevo que has descubierto.
Soy...
poema de Cornelia Păun Heinzel en Antologia de la poesia universal “Arte poética - Rostros y versos“, El Salvador (2014), traducido por Alfredo Cernuda
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Soneto de Fidelidad
De todo, a mi amor estaré atento
Antes, con tal celo, y siempre y tanto
Que, aún enfrentando el mayor encanto
Más ha de encantarse mi pensamiento.
Quiero vivirlo en cada vano momento
Y en su honor esparcir mi canto
Y reír mi risa y derramar mi llanto
Con su pesar, con su contento.
Y así, cuanto más tarde me procure
Quién sabe la muerte, angustia de quien vive,
Quién sabe la soledad, fin de quien ama,
Pueda decirme del amor (que tuve):
Que no sea inmortal, puesto que es llama,
Pero sí infinito, por cuanto dure.
poema de Vinícius de Moraes (1960)
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¿Por qué el sol brilla? ¿Por qué la prisa a la orilla del mar? ¿No saben que es el fin del mundo? Porque tú no me amas más.
cita de Agnetha Fältskog
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Música Final
No la razón del piano: las del hombre
te condujeron desde que eras niño
y entre la fría luz de la patria angustiada
a la que no habías de volver.
Ya entonces intuiste la caediza
ráfaga del amor, la carrera del tiempo,
los impuros motivos del tambor y las armas,
la soledad en que, como con el regalo
de un dios inexorable,
se mueve nuestra vida hacia su término.
Ya retenías aquello en el sollozo,
más viril y más tierno, de las cuerdas.
Ya eras del todo y para siempre tú,
testigo y mensajero, condolido inventor
de una esperanza para los humanos
o de aquel llanto en luz con que creerla.
Polkas y baladas, las amargas
delicias de un nocturno, los estudios
por los que nieve y fuego, o muerte y vida,
se entrecruzan temblando,
eran emanación de aquella fuerza
con la que el corazón del universo,
cuanto nos ilumina y abandona,
expresión te pedían, ser fijados
de alguna forma, a salvo de tu muerte.
Eso te desgarró y nos dio tu música:
tu palabra de hombre
de una vida más vasta y más completa.
poema de Fernando Quiñones
Añadido por Dan Costinaş
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Somos el puente hacia el infinito, arqueado sobre el mar, buscando aventuras para nuestro placer, viviendo misterios, eligiendo desastres, triunfos, desafíos, apuestas imposibles, sometiéndonos a prueba una y otra vez aprendiendo el amor.
cita de Richard Bach
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Cuanto más profundo es el abismo, más brillante es la perla.
Dan Costinaş en La Sombra del Mar y Otras Confesiones (Umbra mării şi alte confesiuni) (2012)
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Canto I
La gloria de aquel que todo mueve
penetra el universo, y resplandece
en una parte más y en otra menos.
En el cielo que más de su luz prende
fui yo, y vi cosas que redecir
no sabe ni puede el que de allí desciende;
porque acercándose a su deseo,
nuestro intelecto se ahonda tanto,
que tras él la memoria ir no puede.
En verdad cuanto del reino santo
pudo mi mente acumular tesoro,
será ahora materia de mi canto.
¡O buen Apolo!, al último afán
hazme ser de tu valor tal vaso
como exiges para dar el laurel amado.
Hasta aquí una cumbre del Parnaso
asaz me fue; mas ahora con ambas
me es preciso entrar en la faltante arena.
Entra en mi pecho e inspira tal aliento
como cuando de Marsias arrancaste
de los miembros la piel.
¡Oh divina virtud! Si me otorgaras
tanto que la sombra del beato reino
signada en mi cabeza manifieste,
llegar verásme a tu amado leño,
y coronarme entonces de aquellas hojas
de las que el tema y tú me harán digno.
Si raras veces, Padre, se las coge
para triunfar ya césar o poeta,
culpa y vergüenza es del querer humano,
que parir alegría para la alegre
deífica deidad debería la fronda
penea, cuando de sí a alguien asedienta.
A pequeña chispa gran llama secunda:
quizá detrás de mí con mejor voz
se invocará para que Cirra responda.
Surge a los mortales por diversas bocas
la lucerna del mundo; mas de aquella
que cuatro cercos junta con tres cruces,
con mejor curso y con mejor estrella
de ella sale conjunta, y la mundana cera
más a su modo atempera y sella.
Formado había allá la mañana y acá la puesta
aquella boca casi, y allá era todo blanco
el hemisferio, y acá la otra parte negra,
cuando a Beatriz a su siniestro lado
vi volverse y mirar al Sol;
un águila así no lo miró tan fijo nunca.
Y así como el segundo royo suele
brotar del primero y rebotar asuso,
como peregrino que retornar quiere,
así su acto, por los ojos infuso
en mi fantasía, mío se hizo,
y clavé los ojos en el Sol allende nuestro uso.
Mucho es permitido allá, que aquí no se permite
a nuestras virtudes, en razón del lugar
que es propio de la humana especie.
No lo sufrí mucho, pero no tan poco
que no lo viera centellear en torno
como del fuego el hierro sale candente;
y de golpe pareció que un día a otro
se uniera, como si Aquel que puede
pusiera al cielo de otro Sol adorno.
Beatriz toda en las eternas ruedas
fijos los ojos tenía; y yo en ella
mis luces puse, de allá arriba depuestas.
En su figura me metí tan adentro,
como en el mar Glauco al gustar la hierba,
que consorte lo hizo de los demás dioses.
Transhumanar significar per verba
no se podría; pero el ejemplo baste
a quien vivirlo la gracia otorgue.
Si de mi sólo quedaba aquello que creaste
últimamente, ¡Oh amor que el cielo gobiernas!
tú lo sabes, que con tu luz me elevaste.
Cuando la rueda, que tú eternamente
deseado, a ella mi atención sedujo
con la armonía que tú temperas y disciernes,
mostróseme entonces tan inflamado el cielo
por la llama del Sol, como lluvia o rio
no podrían hinchar algo más un lago.
La novedad del son y la gran lumbre
por sí mismas encendieron en mí tal deseo
como nunca antes hube de sentirlo tan agudo;
y entones ella, que me veía como yo me veo,
para aquietarme el ánimo revuelto,
antes que yo lo pidiera, abrió la boca
y comenzó: Tú mismo te haces grueso
con el falso imaginar, de modo que no ves
lo que verías si mejor lo sacudieras.
No estás en la tierra, como tú crees;
no hay fulgor que huyendo de su sitio,
no corra como tú que a ella vuelves.
Si de la primera duda fui desvestido
por las sonrientes palabritas breves,
dentro de otra más nueva fui vestido;
y dije: Antes contento reposé
con gran asombro, mas ahora me admiro
como pueda traspasar por estos cuerpos leves.
Entonces ella, tras un pío suspiro,
los ojos dirigió a mí con el semblante
de una madre ante el delirio de su hijo,
y comenzó: Las cosas todas ellas
guardan entre sí un orden, que es la forma
que a Dios el universo hace semejante.
Aquí las nobles criaturas ven la huella
del eterno valor, que es el fin
para el que fue hecha la indicada norma.
Al orden que yo digo se inclinan
todas las criaturas, de diversas formas,
más a su principio o menos vecinas;
por donde corren a diversos puertos
por el gran mar del ser, y cada una
con el instinto conductor que le fue dado.
Uno arrastra el fuego hacia la Luna;
otro el corazón mortal motora;
otra la tierra restringe en sí y aduna;
y no sólo a las criaturas que son
sin inteligencia este arco saeta,
mas a las que tienen intelecto y amor.
La providencia, que todo regula,
con su luz mantiene siempre quieto al cielo,
dentro del cual está el que gira con mayor presteza
y entonces a allí, como a lugar preciso,
conduce la virtud de aquella cuerda
que, lo que dispara, a feliz blanco endereza.
Verdad es que muchas veces la forma
no se ajusta a la intención del arte,
porque a responder la materia es sorda,
así a veces de este curso se aparta
la criatura que tiene el poder
de plegarse, aunque así ordenada, a otra parte,
y, tal como verse puede caer
fuego de nube, así el ímpetu primero
a tierra baja desviado por falso placer.
No debes pues admirarte, si bien estimo,
de tu subida, más que del río que
del alto monte desciende a bajo sitio.
Maravilla sería en ti, si, de impedimento
libre, abajo te quedaras quieto,
como si a tierra se adhiriera el fuego vivo.
Entonces retorné la vista al cielo.
poema de Dante Alighieri en La Divina Comedia, El Paraíso, traducido por Lic. Jorge Sanguinetti
Añadido por Dan Costinaş
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Nací a la orilla del mar, y he advertido que todos los grandes acontecimientos de mi vida han ocurrido junto al mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas. Nací bajo la estrella de Afrodita –Afrodita, que nació también del mar.
cita de Isadora Duncan
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Junto al mar
Amarrados al mar,
tus sueños, llevados por las olas,
arriban a puertos desconocidos
en viaje sin retorno
del que no te puedes escapar.
Van quedando lejanas y pequeñas
-como los días que pasaron sin vivir-
las manos agitadas sobre el cantil
que fue la vida;
llegando las lágrimas al mar
surcando los deseos y las promesas
que fueron quedando amontonadas
como amontonados los recuerdos
de todo cuanto fuiste.
Te vas alejando, como tu historia,
como tu sombra y tus huellas,
te vas marchando y en aire
dejando olor a despedida;
aromas de sal que te llevan
dejándote aquí para siempre.
poema de Juan Antonio Pellicer en Letras de Parnaso
Añadido por Cornelia Păun Heinzel
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Él no está por ti
Él no esta por ti,
buena amiga tímida,
Él te mira así...
sin saber por qué.
Ella y tú que va,
buen amigo y nada más.
Ella sin dudar
lo comprende todo.
Y será un amor
como escondido entre los dos.
Porque entre gestos y palabras
sentiréis que el corazón se para.
Sin notar el ruido de la gente alrededor,
dejando irse los minutos y los días
en compañía.
Háblale de ti
sin temor a qué decir,
dile aquello que
ha nacido en ti.
Y será un amor
como querais vosotros dos.
Habrá palabras siempre bellas,
días llenos de emociones nuevas.
Ojos de mirada enamorada que darán
envidia al sol de vuestras tardes sin edad.
Pero escuchadme,
qué fácil es hacerse daño,
aunque no quiera nadie,
cuando el amor está empezando.
Él no esta por ti,
buena amiga tímida,
Él no esta por ti,
el amor naciendo, sí.
canción interpretada por Laura Pausini
Añadido por Simona Enache
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Esta es su tierra, y no hay razón para que no se comporten con naturalidad, sus raíces han ido hundiéndose en este suelo generación tras generación, sin necesidad de que vengas de lejos en su busca. En cuanto a los que se fueron de aquí hace tiempo, en su época no existía todavía la estación de autobuses, y menos aún los coches de línea. Por río, había que tomar una barca cubierta de esteras; y por tierra, alquilar una carreta. Si realmente uno no tenía dinero, sólo podía contar con sus suelas. Ahora, todos los que aún tienen un soplo de vida regresan, incluso desde la otra orilla del Pacífico, ya sea en utilitario o en coche de lujo con aire acondicionado. Algunos han hecho fortuna, otros se han hecho famosos, otros no son nada, pero han envejecido y quieren volver. Al aproximarse al final de la vida, ¿quién no siente nostalgia por su tierra?
Gao Xingjian en La montaña del alma (1990)
Añadido por Dan Costinaş
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La Tortura
Ay payita mía
Guárdate la poesía
Guárdate la alegría pa'ti
(Ay dame dame damelo)
No pido que todos los días sean de sol
No pido que todos los viernes sean de fiesta
Tampoco te pido que vuelvas rogando perdón
Si lloras con los ojos secos y hablando de ella
Ay amor me duele tanto
Me duele tanto
Que te fueras sin decir a dónde
Ay amor, fue una tortura perderte
Yo se que no he sido un santo
Pero lo puedo arreglar amor
No solo de pan vive el hombre
Y no de excusas vivo yo
Sólo de errores se aprende
Y hoy sé que es tuyo mi corazón
Mejor te guardas todo eso
A otro perro con ese hueso
Y nos decimos adiós
No puedo pedir que el invierno perdone a un rosal
No puedo pedir a los olmos que entreguen peras
No puedo pedirle lo eterno a un simple mortal
Y andar arrojando a los cerdos miles de perlas
Ay amor me duele tanto me duele tanto
Que no creas más en mis promesas
Ay amor es una tortura perderte
Yo sé que no he sido un santo
Pero lo puedo arreglar amor
No sólo de pan vive el hombre
Y no de excusas vivo yo
Sólo de errores se aprende
Y hoy sé que es tuyo mi corazón
Mejor te guardas todo eso
A otro perro con ese hueso
Y nos decimos adiós
(Ay dame dame damelo)
No te bajes, no te bajes
Oye negrita mira, no te rajes
De lunes a viernes tienes mi amor
Déjame el sábado a mi que es mejor
Oye mi negra no me castigues más
Porque allá afuera sin ti no tengo paz
Yo sólo soy un hombre arrepentido
Soy como el ave que vuelve a su nido
Yo se que no he sido un santo
Y es que no estoy hecho de cartón
No sólo de pan vive el hombre
Y no de excusas vivo yo
Sólo de errores se aprende
Y hoy sé que es tuyo mi corazón
Ay, ay, ay, ay, ay, ay
Ay, todo lo que he hecho por tí
Fue una tortura perderte
Y me duele tanto que sea así
Sigue llorando perdón
Yo, yo, no voy a llorar hoy por tí.
canción interpretada por Shakira feat. Alejandro Sanz, versos de Fernando Ochoa; Shakira
Añadido por Simona Enache
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