Y entonces, Victor, apareció Lulu. Y Lulu, Victor, era mujer. Era puta, perra, guarra, rastrera. Se hizo el silencio y en medio del círculo estaba Lulu: los labios pintados, en forma de corazón, con un dedo de carmín; los ojos, con pestañas artificiales de un negro-alquitrán, parpadeaban “dulcemente” con el rabillo dibujado con un pincel; las mejillas, cubiertas con base de maquillaje; una peluca lujuriante, roja como el fuego y un lunar pegado en la barbilla.
Mircea Cărtărescu en Lulu (Travesti) (1994), traducido por Marian Ochoa de Eribe
Añadido por Dan Costinaş
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