Por cobardía sustituimos la sensación de nuestra nada por la sensación de la nada. Y es que la nada general apenas nos inquieta: vemos en ella demasiado a menudo una promesa, una ausencia fragmentaria, un callejón sin salida que se abre.
Emil Cioran en La tentación de existir (Ispita de a exista) (1956)
Añadido por Dan Costinaş
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