Por un momento ella se quedó en la cama pensando en su madre, quien, aunque enferma toda su vida y apenas capaz de ganarse la vida, nunca les pidió a sus primos nada. Si uno de sus vecinos le decía, -Tú tienes parientes ricos, porque no les dejas saber que existes-, ella les contestaba con una sonrisa, -¿Sabes qué es lo mejor de los parientes ricos? Que tú no tienes que mantenerlos.
Shmuel Yosef Agnon en Una simple historia (1935)
Añadido por Dan Costinaş
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