Para tener una vida espiritual, uno no necesita entrar en un seminario, ni tiene que hacer ayuno, abstinencia y castidad. Basta con tener fe y aceptar a Dios. A partir de ahí, cada uno se transforma en Su camino, pasamos a ser vehículo de Sus milagros.
Paulo Coelho en A orillas del río Piedra me senté y lloré (1994)
Añadido por Dan Costinaş
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