Citas sobre Casa Mălureni, página 2
¡Sin él, la Navidad no existirÃa!
Hombre, parte un pedazo pequeño de pan de tu trozo de pan,
compártelo con los que se han perdido o están lejos de casa.
Es hora de que la humanidad se dé cuenta de que Jesucristo
no es nuestro amo ni nuestro siervo,
Es nuestra conciencia.
Cristo es nuestro corazón.
Sin él,
¡La Navidad no existirÃa y no tendrÃa ninguna razón para existir!
¡Esta es la Santa Navidad!
poema de Camelia Oprița en El lápiz dorado (25 diciembre 2005), traducido por Camelia Opriţa
Añadido por Blu Van Gogh
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La pandemia cambió el curso de la historia y aceleró los esfuerzos tecnológicos. Todas las previsiones de futuro nos dicen que a partir de ahora jugará la tecnologÃa un papel importante en la educación, los servicios públicos y la salud humana. Pero la tecnologÃa no es de ninguna manera la solución, y sin un Dios, la vida no vale más que un león o un peseta...
Roma, con toda su cultura e historia, es un poema dedicado a la SantÃsima Virgen MarÃa.
Aquà la historia está en casa, algo en lo que estamos atrapados y, por tanto, no podemos verla y comprenderla en su totalidad.
Camelia Oprița en Mendigos de la existencia ( todos los derechos de autor reservados ) (marzo 2020)
Añadido por Olivier Messas
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¿No podrÃa ir a un asilo de ancianos? Sà podrÃa; pero para eso siempre queda tiempo. Mientras pueda valerse, no piensa ir; porque la libertad no se compra con todo el oro del mundo. Ha vivido en esta casa 52 años seguidos, los suficientes para echar en ella raÃces que llegan al centro de la tierra. Yo la visito todos los lunes. Hablamos de todo. Me lo cuenta todo. La entretengo con historias de Alaska. En mi afán de arrimar el ascua a mi sardina, salgo con temas sobrenaturales, como por ejemplo: que ella pudiera muy bien ir derecha al cielo sin pasar por el purgatorio si ofrece sus sufrimientos tanto los exteriores como los interiores y los une a los de Cristo en la cruz. Eso la convertirÃa en un Cristo viviente y doliente y la transformarÃa en corredentora por participación. Siempre que voy llevo preparados algunos chistes que la hacen reÃr hasta que la invade la tos. Yo pienso: hacer reÃr a doña Inés es la decimaquinta obra de misericordia.
cita de Segundo Llorente
Añadido por Dan Costinaş
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El hijo pródigo volvió. Él habÃa olvidado algo en casa.
aforismo de Valeriu Butulescu, traducido por Dan CostinaÅŸ
Añadido por Dan Costinaş
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El destino de muchos hombres depende de que haya habido una biblioteca en su casa paterna.
cita de Edmundo de Amicis
Añadido por Dan Costinaş
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***
La pasión vuelve a morder. Empieza ahora la primavera.
Mira cómo poco a poco la noche gira.
Ecos en la casa; querer subir, no atreverse.
Brillo tras el biombo; desear traspasarlo y no poder.
DolerÃa demasiado, la golondrina en una horquilla;
verdaderamente me avergüenza, el fénix en un espejo.
En el camino de vuelta, el amanecer del sol sobre Heng-t’ang.
El brillo de la estrella matutina me dice adios en la silla enjoyada.
poema de Li Shangyin
Añadido por Dan Costinaş
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La música es pintura para ciegos.
aforismo de MijaÃl Kuzmin en Una casa calentada por utopÃas, traducido por Dan CostinaÅŸ
Añadido por Dan Costinaş
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El trabajo de SÃsifo sin SÃsifo - ¡esta es la automatización!
aforismo de MijaÃl Kuzmin en Una casa calentada por utopÃas, traducido por Dan CostinaÅŸ
Añadido por Dan Costinaş
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Schindler estaba todavÃa en su casa, tomando el café, cuando recibió una llamada de una de las secretarias. La chica habÃa visto que sacaban a Bankier del ghetto y lo llevaban directamente a Prokocim, sin detenerse siquiera en la Optima. Y en el grupo habÃa también otros obreros de Emalia. Estaban Reich, Leser... una docena.
Thomas Keneally en El arca de Schindler (1982)
Añadido por Dan Costinaş
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Sin embargo, el temor acompaña a lo desconocido. El temor les llegó como una droga, aunque no procedente del botiquÃn de ella caminaron con calma sin nada que decirse por los pasillos de los juzgados, Harald dejó pasar a Claudia con la cortesÃa de un desconocido cuando encontraron la puerta, entraron y avanzaron de lado torpemente para sentarse en los bancos. Incluso el olor del lugar era como el de un paÃs extranjero al que hubieran sido deportados. El olor a barreras de madera pulidas y suelo encerado.
Nadine Gordimer en Un arma en casa (1998)
Añadido por Dan Costinaş
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