Y puesto que la sangre de la Patria es eterna e inmortal, puesto que en la misma arteria real fluye la marcha triunfal de Trajano, y para ser, al igual que él, otra vez y todas las veces el primero de la especie humana, me proclamo Salvador Dalí, monárquico, católico, apostólico, romano y rumano.
Salvador Dalí en Oui! à la Roumanie (enero 1972), traducido por Catalina Iliescu
Añadido por Dan Costinaş
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