Nunca más volvería a verlo, pero, en el otoño de su desesperanza, durante algunas horas, había dejado de ser la esposa fiel, el ama de casa, la madre amorosa, la funcionaria ejemplar, la amiga constante; y había vuelto a ser simplemente mujer.
Paulo Coelho en Once minutos (2003), traducido por Ana Belén Costa
Añadido por Dan Costinaş
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