Horacio: En fin, ¡se rompe ese gran corazón! Adiós, adiós, amado Príncipe. ¡Los coros angélicos te acompañen al celeste descanso!
réplica en Hamlet, Acto V, Escena 2 de William Shakespeare (1599), traducido por Inarco Celenio
Añadido por Dan Costinaş
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