Juego del escondite
El cuerpo es una carga. El olor de incienso
te conmueve y te despiertas en una iglesia
llena de gente, rodeando una tumba.
Puede que sea tu hermano...
Tú crees que sueñas, que los demás son fantasmas,
que aquí resuenan melodías para dormir a los niños
y el cura toca con su incensario el alto del cielo,
arriba de todo, estudiándolo atentamente.
No tengas miedo a los muertos, ellos no muerden
y no se mueven con ostentación alrededor
sino que se han parado por un tiempo por aquí,
tardando sobre un pensamiento distinto, sólo esto.
Es verdad que después ya no pueden volver
y se quedan bien escondidos entre nosotros,
así como pasa en el juego del escondite.
¿Quién busca a quién?
poema de Andrei Langa
Añadido por Dan Costinaş
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