Las bandas de inmigrantes bajaban del sertao con la sequía mordiéndoles los talones, abandonaban la tierra reseca donde el ganado se moría y las plantaciones no rendían, tomaban caminos en dirección al sur. Muchos quedaban por el camino, incapaces de soportar la travesía de los horrores, otros morían al entrar en la región de las lluvias donde el tifus, el paludismo, la viruela los esperaban.
Jorge Amado en Gabriela, clavo y canela (1958)
Añadido por Dan Costinaş
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