Y por fin las tinieblas fueron tan espesas que sólo se veían visibles los ojos del animal. Percibí que saltaba ágilmente sobre mi lecho. Dos grandes ojos se aproximaron a mi cara y de repente sentí un dolor punzante, como si dos grandes agujas se clavaran hondamente en mi pecho.
Joseph Sheridan Le Fanu en En un espejo a oscuras, Carmilla
Añadido por Dan Costinaş
¡Comentar! | ¡Votar! | ¡Copia!
