Ni gustar, ni disgustar, mantenerse alejado de los fuegos del flirteo, divertir a las muchachas y dejar tranquilos a los maridos es, a día de hoy, nuestro destino, el de los galanes anchurosos, los buenos gordos con los que todas quieren estar pero a los que nadie quiere.
Henri Béraud en El martirio del obeso (1922), traducido por Verónica Fernández Camarero
Añadido por Dan Costinaş
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