Citas sobre sistema, página 3
Un buen dÃa, a mi marido se le ocurrió hacer un sistema solar en miniatura en la habitación de los gemelos. Con todos sus planetas, un montón de estrellitas, y hasta un cohete recién salido de la NASA. Mi hijo mayor les regaló un globo terráqueo, de esos que tienen luz por dentro. Pedro no podÃa entender que esa fuese la tierra, el lugar en que vivimos. Toda redondita. Él no veÃa nada redondo cuando Ãbamos a Ibiza en barco.
Tomi MartÃnez de la Torre en ¡Una peluquerÃa, por favor!
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Porque no es verdad que esta vida que llevamos sea el destino del hombre en la creacion; y cualquier Gobierno que permitiera llenar el que realmente debe ser; que asegurase á los ciudadanos su libertad, sus derechos; y mejorase su condicion social: cualquiera, fuese cual fuese su nombre, con solo esas condiciones, seria preferible mil veces á eso que vosotros llamais sistema americano.
Florencio Varela en "Juicio sobre el gobierno de Rosas" - artÃculo publicado en el periódico «El Comercio del Plata» (1845)
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Los conquistadores quisieron señorar un imperio, dominar un grupo numeroso de pueblos, remplazar una cultura, por muchos conceptos inferior, con una cultura superior; forzaron, pues, el lento camino que seguÃa la evolución indÃgena. Produjeron asà una revolución. Pero de esta revolución surgió un señorÃo, no una colonia. Abrieron paso a formas de trabajo y de existencia desconocidas hasta entonces para los pueblos indÃgenas pero implantaron con el poder de la cruz y la espada, un régimen de explotación servil con todas las instituciones sociales y culturales producto de este sistema.
cita de Justo Sierra
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O por mejor decir, toda su persona era una mueca. Una enorme cabeza herizada de cerdas rojas, una joroba inmensa entre los hombros cuya superabundancia se echaba de ménos en la delantera del cuerpo; un sistema de muslos y de piernas tan singularmente disparatado, que no podian tocarse mas que por las rodillas, y que vistas de frente, parecian dos hoces reunidas por el puño; anchos pies y monstruosas manos; y en medio de aquella disformidad, cierto aire temible de fuerza, valor y agilidad, rara excepcion de la regla eterna que quiere que la fuerza, como la hermosura, resulte de la armonia: tal era el papa que acababan de elegir los locos.
Victor Hugo en Nuestra Señora de ParÃs (1831)
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