Citas sobre rosa oceana, página 2

Alturas de Macchu Picchu
I
Del aire al aire, como una red vacía,
iba yo entre las calles y la atmósfera, llegando y despidiendo,
en el advenimiento del otoño la moneda extendida
de las hojas, y entre la primavera y las espigas,
lo que el más grande amor, como dentro de un guante
que cae, nos entrega como una larga luna.
(Días de fulgor vivo en la intemperie
de los cuerpos: aceros convertidos
al silencio del ácido:
noches desdichadas hasta la última harina:
estambres agredidos de la patria nupcial.)
Alguien que me esperó entre los violines
encontró un mundo como una torre enterrada
hundiendo su espiral más abajo de todas
las hojas de color de ronco azufre:
más abajo, en el oro de la geología,
[...] Leer más
poema de Pablo Neruda en Canto General (1950)
Añadido por Dan Costinaş
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Cada rosa fragante nos está contando los secretos de lo Universal.
Rumi en Masnavi, I
Añadido por Simona Enache
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Un soplo puro de viento—
valsando, a unas flores
se le rompe el tallo.
Dos mariposas se reunieron
en la misma rosa
tanka de Ștefan Gh. Theodoru en Haiku: Magazine of Romanian – Japanese Relationships (2006), traducido por Dan Costinaş
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Te llamas Rosa y yo Esperanza, pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más...
cita de Gabriela Mistral
Añadido por Dan Costinaş
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En un álbum
Te vi una vez de niña;
me pareciste flor de primavera
o capullo de rosa que exhalase
su virginal esencia.
Ahora dicen todos
que eres mujer bella...
¡Quiera Dios que en el lecho de las vírgenes
por largo tiempo en largo sueño duermas!
¡Que es el sueño más dulce
que duermen las hermosas en la Tierra!
poema de Rosalía de Castro
Añadido por Dan Costinaş
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Te metería plumas de gallina por el agujero del culo y te pintaría la cara como la de un juglar o un bufón, para que todos en el monasterio pudieran reirse de ti y ya no tuviesen miedo.
Umberto Eco en El nombre de la rosa (1980)
Añadido por Dan Costinaş
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Muerte
¡Qué esfuerzo!
¡Qué esfuerzo del caballo por ser perro!
¡Qué esfuerzo del perro por ser golondrina!
¡Qué esfuerzo de la golondrina por ser abeja!
¡Qué esfuerzo de la abeja por ser caballo!
Y el caballo,
¡qué flecha aguda exprime de la rosa!,
¡qué rosa gris levanta de su belfo!
Y la rosa,
¡qué rebaño de luces y alaridos
ata en el vivo azúcar de su tronco!
Y el azúcar,
¡qué puñalitos sueña en su vigilia!
Y los puñales dimínutos,
¡qué luna sin establos, qué desnudos,
piel eterna y rubor, andan buscando!
Y yo, por los aleros,
¡qué serafín de llamas busco y soy!
Pero el arco de yeso,
¡qué grande, qué invisible, qué diminuto!,
[...] Leer más
poema de Federico García Lorca (1929)
Añadido por Dan Costinaş
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De que nada se sabe
La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna;
la arena, que es la arena. No habrá una
cosa que sepa que su forma es rara.
Las piezas de marfil son tan ajenas
al abstracto ajedrez como la mano
que las rige. Quizá el destino humano
de breves dichas y de largas penas
es instrumento de otro. Lo ignoramos;
darle nombre de Dios no nos ayuda.
Vanos también son el temor, la duda
y la trunca plegaria que iniciamos.
¿Qué arco habrá arrojado esta saeta
que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?
poema de Jorge Luis Borges en La rosa profunda (1975)
Añadido por Dan Costinaş
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Siendo honesto, el viaje del personaje. Que yo consiga entender todo el viaje y su línea de pensamiento. Después hay que dejarse llevar y jugar.
Secun de la Rosa en entrevista digital en El País (12 julio 2012)
Añadido por Dan Costinaş
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Soneto XVII
No te amo como si fueras rosa de sal, topacio
o flecha de claveles que propagan el fuego:
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de sí, escondida, la luz de aquellas flores,
y gracias a tu amor vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber cómo, ni cuándo, ni de dónde,
te amo directamente sin problemas ni orgullo:
así te amo porque no sé amar de otra manera,
sino así de este modo en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.
poema de Pablo Neruda en Cien sonetos de amor (1959)
Añadido por Dan Costinaş
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